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Entrevista:

"Tenemos una responsabilidad cultural, la opinión del concejal de Hacienda no es la opinión oficial"

Gabriela Cañas

Enfrente del Cuartel del Conde Duque, donde tiene su despacho, en una cafetería, transcurre una entrevista a la que el edil se resistía. Su jefa de prensa toma, nota, conecta su grabadora, y ante la sorpresa de la entrevistadora advierte que lo pactado es hablar de teatro. Ortiz tercia diciendo que contestará a todo, pero se lanza sobre el tema."Es que el teatro está en una situación insostenible por la pérdida de asistencia y, además, la Administración pública está en pleno recorte presupuestario".

"En Madrid quedan 13 teatros privados y dos están a punto de cerrar. En París hay 140". "Hay que potenciar la comunicación entre la oferta y la demanda" "Las tres administraciones juntas estamos estudiando diversos proyectos, como el del abono teatral que permitiese comprar la entrada a través de un cajero automático y que evitase el precio-sombra de trasladarse a sacar las entradas. Otro proyecto es que el espectador pague 1.200 por una entrada y la Administración ponga las 800 que restan hasta el precio real".

Pregunta. Su compañero de filas Fernando López Amor, concejal de Hacienda, dijo hace poco que un Ayuntamiento debería dedicarse casi en exclusiva a urbanismo y limpieza, y dejar de gestionar la cultura y los deportes. ¿Qué opina sobre ello?

Respuesta. Yo creo que los ayuntamientos tienen unas competencias culturales. Lo que habría que ver es hasta dónde tienen que llegar. Pero cuando uno tiene a su cargo una serie de festejos, momentos álgidos culturales e infraestructuras, tiene una responsabilidad cultural. El cómo es lo que hay que ver. En cualquier caso, es la opinión de López Amor sobre cultura; no es la opinión oficial.

P. O sea que usted cree que las tres administraciones deben seguir gestionando la cultura.

R. Sí. De la misma manera que la Administración central tiene autopistas, la regional su red de carreteras y la local su red viaria. Lo importante es gestionar la cultura de forma diferente a como se ha hecho hasta ahora. Por poner un símil: las autopistas no deben estar reservadas a los autobuses públicos, sino para todo el mundo. Las grandes infraestructuras culturales las ha de poner la- Administración, aunque después sea el capital privado el que las gestione. Madrid tiene, además, grandes carencias en infraestructuras de artes escénicas. Hay que hacerlas y, después, que su gestión no dependa de los políticos o de los que nombran los políticos.

P. Eso es una utopía.

R. No lo es. En anglosajonia se establecen sistemas que lo permiten. Todas las grandes infraestructuras tienen comités de dirección que están muy por encima de que le toque a alguien en tal puesto político.

P. Usted habló una vez de intentar recuperar la movida. ¿Ha conseguido algo al respecto?

R. Lo que estoy intentando es poner las bases. ¿Qué se puede conseguir con 370 millones de pesetas? [presupuesto anual de su concejalía para actividades culturales al margen de las festivas]. Pues muy poco en términos de movilización. Estamos devolviendo las infraestructuras a la iniciativa del ciudadano. Y estoy muy satisfecho de estos Veranos de la Villa, que con esta revolucionaria gestión han permitido devolver a la sociedad el protagonismo en la programación. En los patios laterales se ha ofrecido una plataforma a gente que normalmente no consigue llenar un teatro y que aquí contaba con mil personas diarias. El hecho de que su caché saliera del porcentaje de las consumiciones -la entrada era gratuita- creaba ese contacto de oferta-demanda.

P. ¿Qué ha sido para usted el Madrid 92, un caramelo o una: patata caliente?

R. No es un problema de la Concejalía de Cultura, sino del Consorcio, donde el Ayuntamiento está en minoría.

P. En un año ha roto usted la. disciplina de voto, ha presentado la dimisión y se ha enfrentado al. edil de Personal por el contrato de la directora adjunta del teatro Español, la esposa del director.

R. Yo no rompí la disciplina, de voto. Reservé emitir mi voto ni siquiera fue una abstención., Tampoco dimití. Sólo hubo una, carta al alcalde que sólo conocemos tres personas.

P. ¿No es usted la chinita en el zapato del alcalde?

R. He negado las tres cosas, así que es imposible que lo sea. En un momento dado mostré mi preocupación por cómo se estaba gestionando Madrid 92 desde el Consorcio. Después, el Madrid 92 se está desarrollando como se está desarrollando.

P. ¿Cómo llegó usted al PP?

R. Me afilié en 1982, cuando volví de Oxford, y entonces el secretario general, Jorge Verstringe, me pidió que me encargara de coordinar la política urbanística del PP. Estuve trabajando en la calle de Génova hasta 1987.

[Hijo de diplomático, Ortiz nació en Manila y ha vivido en siete países distintos. Tras dejar de asesorar a los alcaldes populares sobre cuestiones urbanísticas, pasó al Ayuntamiento de Madrid, donde ahora, además de ocuparse de la cultura, preside la junta del distrito de Salamanca].

P. ¿Qué opina de la política de los pasos subterráneos?

R. Para circular por una ciudad se necesita espacio y éste se crea de muchas maneras: poniendo un autobús, que equivale a los 80 coches que ocuparían sus viajeros; poniendo un metro, un aparcamiento o un paso subterráneo. En un paso subterráneo el espacio que ganas es el recorrido equivalente al que los coches hacen en la ciudad al no estar parados ante un semáforo durante un minuto. O sea, que son 500 metros por, cada paso; no los 50 que mide.

P. La oposición cree que facilitar el transporte privado sólo. sirve para que haya más.

R. No, en absoluto. Son necesarios el autobús y el paso.

P. ¿Se siente usted cómodo teniendo como compañero de gobierno a Ángel Matanzo?

R. El PP es tan amplio que todos cabemos dentro de él.

P. ¿Se llevan ustedes bien?

R. Sí, porque es una persona, con una enorme honestidad y ésa es una cualidad que yo exijo prioritariamente en un político.

P. ¿Qué cree que es lo más importante que ha conseguido el gobierno municipal del PP?

R. Fundamentalmente, un cambio de estilo. En lugar de imponer un gobierno al ciudadano, ha sido un mayor protagonismo del ciudadano en la actividad de la ciudad. El Ayuntamiento, así, además, reduce la carga que hay sobre el ciudadano.

P. Ésa es la política de las privatizaciones.

R. Ésa no es la palabra. La idea es que para qué va a hacer la Administración pública con dinero del bolsillo de todos aquello que perfectamente se puede hacer con una iniciativa privada. La Administración tiene que hacer aquello que es necesario y que no puede hacer la iniciativa privada, y al menor coste.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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