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Bush siembra dudas sobre las cualidades de Clinton para mandar el Ejército

Antonio Caño

Bill Clinton sobrevivió ayer al duelo de Salt Lake City. En una de las más esperadas batallas libradas hasta ahora en la campaña electoral norteamericana, el candidato demócrata consiguió salir sin heridas graves de los ataques de George Bush sobre el controvertido asunto del expediente militar de Clinton, aunque el presidente tuvo éxito en su intento de introducir dudas sobre las cualidades de su oponente para dirigir las Fuerzas Armadas.

El resultado, en resumen, fue un empate. Lo que, en realidad, es un buen resultado para Clinton, puesto que la batalla se libraba en el terreno temático en el que el candidato demócrata se siente más incómodo, ante una audiencia -la convención de la Guardia Nacional- poco propicia para el aspirante presidencial y en la capital de un Estado, Utah, donde Clinton tiene tantas posibilidades de ganar como Woody Allen de ser asesor de Bush para temas familiares.En un principio estaba previsto que el que hablase ante la convención de la Guardia Nacional -las fuerzas militares que actúan a las órdenes de los gobernadores de cada Estado- fuese el vicepresidente Dan Quayle. Pero el presidente decidió a última hora tomar personalmente la palabra en ese foro. Inmediatamente, el candidato demócrata, convencido de que Bush aprovecharía esa oportunidad para criticar las influencias utilizadas por Clinton para escapar del reclutamiento para la guerra de Vietnam, cambió su programa de actividades para intervenir después de Bush en Salt Lake City.

Discurso emotivo

En definitiva, fue sólo un amago para poner nervioso a Clinton. Bush no hizo después ninguna alusión directa al expediente militar de su contricante, en parte porque temía que Clinton respondiese recordando que Dan Quayle también evitó ir a Vietnam. Bush, en un discurso emotivo, advirtió que en las próximas elecciones se elige también al comandante del Ejército.

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