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Helmut Kohl solicita a González un mayor compromiso español en la antigua Yugoslavia

ENVIADO ESPECIALLa cumbre hispano-alemana que comenzó ayer en la isla de Sylt, en el mar del Norte, y que, a una semana del referéndum francés sobre Maastricht, debía estar marcada por la construcción europea, sufrió el impacto de¡ reajuste del Sistema Monetario Europeo. Aun así, los jefes de Gobierno de España y Alemania, Felipe González y Helmut Kohl, se situaron ayer en la perspectiva de una victoria del sí en Francia y se pidieron sendos favores. González solicitó a su homólogo que fuese generoso a la hora de fijar los fondos de cohesión de la CE, que atenuará las diferencias de desarrollo entre socios "ricos" y "pobres" y Kohl le instó a aumentar la ayuda a la ex Yugoslavia.

Felipe González llegó al aeropuerto de Westerland en torno a las cuatro de la tarde, siendo recibido por el canciller Helmut Kohl al pie del avión.Sobre la pista de aterrizaje, aguantando el viento y la lluvia, esperaban los ministros de Hacienda, Carlos Solchaga; de Defensa, Julián García Vargas; de Exteriores, Javier Solana; de Industria, Claudio Aranzadi; y la ministra portavoz, Rosa Conde.

Por parte alemana estaban presentes Klaus Kinkel (Exteriores), Jürgen Moïlemann (Economía), Volker Rühe (Defensa), mientras el titular de Hacienda, Theo Waigel, llegó a SyIt a última hora de la tarde lo que no impidió que fuera el protagonista al confirmar oficialmente la noticia de que el Bundesbank, el banco central alemán bajará hoy los tipos de descuento.

Se trataba, sin duda, de una cumbre especial porque, de hecho, será la última reunión de dos líderes europeos antes de que Francia decida sobre la continuidad del proyecto de unión. El asunto y sus consecuencias centraron, naturalmente, las conversaciones entre González y Kohl. Ambos pasaron el día a solas, con la única presencia de la intérprete.

"Coordinación europea"

Ya al pie del avión Felipe González se limitó a decir que hablarían de "coordinación europea", término que, según explicó Rosa Conde después, se traducía por una "intensificación de los contactos en los Consejos europeos y en los Consejos de ministros de la CE". Según la portavoz de Gobierno, "en esta, situación se ha creado una cierta ansiedad y conviene que se intensifiquen los contactos y que se expliquen a los ciudadanos".

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Tanto los dos jefes de Gobierno como la totalidad de los ministros presentes ayer en SyIt se niegan a considerar -al menos en público- la posibilidad de un no francés a Maastricht y apelan al sentido de la responsabilidad del pueblo francés. Aunque hoy darán, probablemente en un comunicado conjunto, un espaldarazo al presidente François Mitterrand, ambos jefes de Gobierno confían en que el sí ganará en la consulta.

Los planes, en todo caso los que trascienden, se hacen en función del sí. Así, González, insistió ayer en que Alemania tenía que ser generosa cuando se decidan los llamados fondos de cohesión de la CE, que deben fijarse en la cumbre de Edimburgo a fin de año, y que benefician mayoritariamente a España y Portugal. Alemania, pese a ser contribuyente nato al fondo, recibe también una parte considerable para la reconstrucción de la ex RDA.

Kohl, a cambio, quiere que el Gobierno español asuma mayores responsabilidades en el conflicto yugoslavo y que aumente asimismo su ayuda humanitaria para las víctimas de esta guerra cruel, que podría canalizarse ahora a través de las tropas de la Legión que acudirán en breve plazo a los Balcanes.

Aunque sólo una vez lo dejó entrever en público, en la cumbre de Helsinki en julio, González está descontento con la política de Alemania de cara a la ex Yugoslavia, que el resto de la CE se vio obligada a seguir cuando reconoció en enero a las repúblicas secesionistas, salvo a Macedonia. Lejos de apaciguar la guerra, esa decisión contribuyó a exacerbarla. Posteriormente, el presidente español cree que hubiese sido preferible reconocer primero los derechos de las minorías nacionales.

El canciller explicó igualmente a Felipe González en qué punto se encuentra el proceso de ratificación del Tratado de Maastricht en Alemania, donde la Constitución no contempla ningún referéndum, y le aseguró que antes de fin de año las dos Cámaras legislativas ya lo habrán ratificado. Poco más trascendió de la larga conversación de ambos líderes que cerraron la sesión de ayer, con una cena, también mano a mano.

'El caza light'

En los temas bilaterales, los ministros de Defensa, García Vargas y Rühe, abordaron el asunto del futuro Cuerpo de Ejército Europeo, formado recientemente por Francia y Alemania.

España respalda el proyecto pero, de momento, no parece dispuesta a formar parte del mismo.

La cuestión del Caza Europeo (EFA), que Bonn decidió paralizar hace unos meses alegando problemas presupuestarios, y que pretende sustituir por un proyecto más barato, también fue abordada, si bien en estos momentos se está pendiente de un estudio técnico que será presentado a finales de octubre y que determinará lo que ya se conoce como el caza light, una versión más barata y ligera,

Los ministros de Economía, Aranzadi y Moïlmann, estudiaron juntos las nuevas directrices comunitarias sobre el carbón y el acero, que perjudican especialmente a España y Alemania. En el caso del carbón son los dos países europeos donde más cara cuesta la extracción y donde más minas se mantienen abiertas únicamente por razones sociales.

"Esta es la venganza de Helmut"

"Ésta es la venganza de Helmut por lo de Lanzarote", dijo Felipe González nada más salir del Falcon 900 que le traía a SyIt, mientras un fuerte viento ponía en evidencia el ligero traje del presidente del Gobierno español. Se refería, como no, a la ventolera que tanto él como el canciller Kohl tuvieron que sufrir en mayo de 1991 en dicha isla canaria. Lo cierto es que, pese a lo paradójico que pueda parecer, entre Lanzarote y esta isla del archipiélago de Las Frisias, la tierra alemana más septentrional, hay ciertas similitudes. La primera de ellas, el viento. La segunda podría ser que ambas se si túan en la extrema periferia.Sólo González pudo aterrizar en el pequeño aeropuerto de Westerland, la capital de SyIt, gracias a que el Falcon 900 necesita muy poca pista. Los ministros y el séquito debieron hacerlo en una cercana base militar en Schleswig-Holstein. El tiempo, que empeoró bruscamente poco antes de la llegada de los políticos, frustró, en parte, los idílicos planes de largos paseos por la playa que estaban preparados. Kohl, y González, que volaron en helicóptero hasta el pueblecito de Schüttsiel, para trasladarse desde allí en barco al pequeño islote de Gröde, donde pretendían pasear por las dunas, tuvieron que conformarse con charlar al abrigo de una pequeña cabina cercana a la playa.

Los ministros de Exteriores, Kinkel y Solana, que han cimentado su amistad jugando al tenis, pretendían navegar en la balandra Gret Palucca desde el puerto de List. Un fuerte a guacero y las aguas bravas les hicieron aplazar el paseo hasta que el mar se calmó.

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