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Discrepancias sobre las Kuriles obligan a Yeltsin a aplazar su viaje a Japón

El presidente ruso, Borís Yeltsin, se vio obligado ayer a aplazar la visita a Japón que debía comenzar el domingo a causa del contencioso de las Kuriles. El anuncio se produjo después de una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia, cuyos miembros convencieron a Yeltsin para que pospusiera el viaje por estimar que en estos momentos sería contraproducente, pues agravaría las tensiones internas en Rusia, donde existe una fuerte oposición a la devolución de cuatro islas del archipiélago que exige Japón.

Tres minutos antes de la hora fijada para la conferencia de prensa qué Yeltsin iba a celebrar con los periodistas japoneses, el portavoz presidencial, Viacheslav Kóstikov, anunció que se había cancelado. La razón que dio es que la reunión del Consejo de Seguridad estaba transcurriendo "con dificultades" y que, Yeltsin no podía abandonarla. Tras la reunión, quedé confirmado lo que todos ya sospechaban: el viaje a Japón había sido pospuesto, posiblemente hasta diciembre. La causa, oficialmente no reconocida, es el problema de cuatro islas del archipiélago de las Kuriles, cuya devolución exige Japón.Además de razones históricas -las islas pertenecieron a Japón hasta poco antes del fin de la II Guerra Mundial-, Tokio basa su reclamación en el acuerdo alcanzado en 1956 con el entonces líder soviético, Nikita Jruschov, según el cual la URSS les devolvería dos de las islas, Habomai y Shukotán.

Los partidarios de la devolución, además de hablar de la "injusticia histórica", citan el argumento económico: el reconocimiento de la soberanía nipona, garantizaría a Rusia la ayuda económica japonesa.

Campaña nacionalista

La oposición rusa inició una gran campaña nacionalista contra "la venta de las islas" a la que más tarde se unieron incluso algunos aliados de Yeltsin, particularmente, Oleg Rumiántsev, el líder del Partido Socialdemócrata Ruso y principal autor del proyecto de la nueva Constitución.Los demócratas como Rumiántsev piensan que no se puede cuestionar la integridad territorial de Rusia, especialmente cuando ésta va en detrimento de los intereses geopolíticos nacionales. La entrega de las islas, según expertos militares, dividiría a las fuerzas de la Flota del Pacífico en dos partes aisladas, las privaría de la salida a través de los estrechos que no se congelan en invierno; facilitaría el espionaje técnico extranjero en el mar de Ojotsk y disminuiría la eficacia de la defensa antidesembarco.

Yeltsin estaba dispuesto a proponer a Tokio algunas soluciones intermedias que permitieran firmar el tratado de paz e impulsar las relaciones económicas entre ambos países. Sin embargo, el Consejo de Seguridad logró convencerle de que sería un grave error realizar un viaje sin resultados y repetir el fracaso que tuvo hace más de un año el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov. La decisión de Yeltsin refuerza la autoridad del Consejo, un órgano nuevo que está adquiriendo un inmenso poder, y representa un duro golpe para el actual ministro de Exteriores, Andréi Kózirev.

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[El Gobierno japonés lamentó anoche el aplazamiento del viaje del presidente ruso, informa Reuter. "La solución del problema de los territorios del norte puede que se retrase por esto, pero Japón persistirá en sus reivindicaciones", afirmó un portavoz].

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