Un mundo de paz

Se construyen armas, buques y aviones de guerra. Se gastan millones en las guerras de los ricos; mientras a unos obreros los matan en estas hazañas militares, otros se mueren de hambre en diferentes lugares de la Tierra. ¿Cuál es la causa de todas estas barbaridades? Sólo hay una y es que vivimos en un mundo de ricos y pobres. ¡Esto tiene que desaparecer! Construyamos de forma positiva de cara a los demás; un mundo sin ricos, sin pobres y habrá paz en la Tierra. Sin justicia no puede haber paz, por mucho que hagamos meditaciones, organizaciones para la paz, etcétera. El obrero no debe trabajar en fábricas de armas, que sólo sirven para destruir la vida de otros obreros. No debe ir a las guerras, que sólo son para beneficio de unos seres sin conciencia, los ricos; que son la cizaña del mundo.Seamos trabajadores, colaboradores de la paz en el mundo, así como ya lo hacemos unos obreros de la iglesia pobre de Cristo, que nos hemos alejado de toda esta porquería. Dejemos que los poderosos se devoren en tre ellos; que no nos hagan hacer de Caín. ¡Basta ya!, construya mos juntos, todos los obreros del mundo, la paz verdadera, y no la paz armada. La unión, no la organización, hace la fuerza; no participemos con éstos, ya que sólo van al poder y al dinero. Sólo así vendrá la verdadera era cristiana de justicia y paz. Una obrera más de la iglesia pobre de Cristo que está en mi casa agradece la publicación de esta carta.