Nunca fuimos tan pobres

El anuncio de que en el último mes se han destruido 167.000 puestos de trabajo en el sector privado, en lo que significa el peor resultado en casi un década, cierra una semana de índices negativos que muestran la debilidad de la economía norteamericana y complican el camino de George Bush hacia la reelección.

El Departamento de Trabajo hizo público el pasado viernes que el índice de desempleo bajó un 0,1% durante el mes de agosto para situarse en un 7,6%, pero reconoció que ese imperceptible descenso se debe fundamentalmente a que se ha reducido considerablemente el número de personas en busca de empleo, en parte debido a que existe una gran desconfianza sobre las posibilidades de encontrarlo.La realidad es que ya existen 9.700.000 personas sin trabajo en Estados Unidos y que el número de puestos destruidos en un mes fuera del sector agrícola lleva el índice de empleo en este país a su nivel más bajo desde abril de 1983. La situación podría haber sido más grave aún si no hubiera sido por el programa de empleo juvenil que ha dado trabajo en agosto a 100.000 personas.

Estas cifras, de mayor impacto político que la mayoría de los discursos de las últimas semanas, coincidió el viernes con un movimiento de la Reserva Federal para inyectar dinero en el sistema bancario. Los tipos de interés de los préstamos entre un banco y otro, lo que en Estados Unidos se llama tasa de fondos federales, descendió hasta un 3%. El pasado mes de julio, ante noticias similares sobre el incremento del desempleo, el Gobierno anunció una reducción de tipos de interés, pero esta medida se considera ahora improbable, no sólo por el bajo nivel en el que ya están establecidas las tasas de descuento, sino por los resultados negativos que eso tendría en un momento de caída del dólar en los mercados internacionales.

La pasada semana, ante el peligro de una retirada de la inversión extranjera por culpa de la debilidad del dólar, los expertos aconsejaron incluso una subida de los tipos de interés, pero eso tampoco parece previsible a menos de dos meses de las elecciones, cuando George Bush está fundamentalmente interesado en una recuperación a corto plazo.

Índice de pobreza

En esta misma semana, la economía norteamericana ha recibido otras noticias adversas que demuestran la lentitud con la que se sale de la recesión iniciada en 1989. El número de personas viviendo por debajo del índice de pobreza ha crecido por segundo año consecutivo, y ya existen casi 37 millones de pobres. El índice de los principales indicadores, que incluye a todos los factores que incluyen en el crecimiento, subió un ridículo 0,1%.Lo más preocupante para el presidente Bush es, en todo caso, unas cifras de desempleo que llegan al 9,8% en California, 8,8% en Nueva York, 8% en Florida y 6,5% en Illinois, todos ellos Estados claves en las elecciones del 3 de noviembre.

El presidente del sindicato AFL-CIO, Lane Kirkland, declaró que, si se incluyera entre los desempleados a quienes sólo han conseguido trabajo a tiempo parcial y a quienes han desistido ya de buscar en empleo, el número de desocupados en Estados Unidos sería de 18 millones y el porcentaje de paro del 14%.

El portavoz de la Casa Blanca, Martin Fitzwater, comentó que el hecho de que la tasa de, desempleo se haya reducido en agosto, aunque sea de forma tan inapreciable, "es un signo alentador de que la economía mejora". El jefe de los asesores económicos del presidente, Michael Boskin, declaró que "los nuevos datos sobre el desempleo demuestran la necesidad de que el Congreso pase la propuesta del Ejecutivo de crear estímulos impositivos para alentar el crecimiento".

El senador demócrata Paul Sarbanes, jefe del Comité de Asuntos Económicos de la Cámara Alta, dijo que "después de un año de crecimiento del producto interno bruto, hay todavía 1.800.000 puestos menos ahora que cuando empezó la recesión".

El presidente Bush, que ha culpado reiteradamente al obstruccionismo parlamentario de la oposición por la mala situación económica del país, ha dedicado sus últimos días de campaña electoral a anunciar medidas que permitan la creación de puestos de trabajo.