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Mamá no cogió el tren de Julio Iglesias

Sólo 21 admiradores cogieron el convoy especial de 1.000 plazas fletado por Renfe

El viejo anuncio no se cumplió: papá no vino en tren. Mamá, tampoco. Veintiún pasajeros -cinco hombres y el resto mujeres- utilizaron anoche el tren especial, con cabida para cerca de 1.000 personas, fletado por Renfe con motivo de la actuación de Julio Iglesias en Las Rozas. Los dos vigilantes jurados y el revisor tuvieron muy poco que hacer en el primer viaje de este calibre que salía de la estación de Príncipe Pío. Los responsables de cercanías aseguraban que el vacío no provocaba pérdidas.

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Embutidos en Las Rozas

El desconcierto precedió al concierto. "Sólo he despachado un par de billetes desde las tres de la tarde", aseguraba a las 20.30 horas el encargado de la taquilla de Cercanías de Renfe en Príncipe Pío. En la media hora siguiente, la cosa se animó: vendió 15.Para entonces, la megafonía anunciaba que el tren especial 11 con motivo del concierto de Julio Iglesias" estaba en la vía 3. "Esperamos que el ambiente sea de. su agrado", añadía. Pero el ambiente no existía: El reluciente tren estaba totalmente vacío. El ambiente lo traía el jefe de línea, Andrés Novillo. Era, una cinta grabada de Julio Iglesias, que amenizó el viaje.

Renfe lo había previsto todo, menos la falta de público dispuesto a llegar al concierto por 115 pesetas, sin derecho a atasco de tráfico pero con opción a volver, a la 1.30 horas, por el mismo importe. Atendió con creces la petición del ayuntamiento de Las Rozas -a Unos 20 kilómetros de Madrid- e incluso habilitó un convoy doble, de seis unidades, con cabida para 408 personas sentadas -los pasajeros tocaron a casi veinte asientos por posadera- y 522 de pie. Hasta puso dos guardas jurados. "Descuida, que en Entrevías no los ponen", ironizaba un empleado.

Fieles seguidores

A las nueve y cuarto en punto, el tren especial inició su andadura. Media docena de pasajeros ajenos al evento aprovechó el viaje, de poco menos de media hora. A fin de cuentas, 10 minutos antes y otros 10 después hubo otros dos trenes con el mismo recorrido."Oímos por la radio que había un atasco grandísimo y nos vinimos a la estación", explica Petri Jiménez, que va acompañada por su hija Charo, de 24 años.

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-¿A quien de las dos le gusta más Julio?

-"A mi madre".

-"No, a ti, que eres quien más lo pones. Lo que pasa es que quieres disimular".

A madre e hija les gusta como canta, lo romántico que es, pero no les parece guapo. "La verdad es que está. mejor Bertín Osborne. Hombre grande, ande o no ande", remata Petri.

María Ángeles Gómez ya le vio el pasado julio en la plaza de toros de Las Ventas, pero como es seguidora desde la época de Gwendoline lo sigue llevando dentro y no se pierde ni un concierto. Además, no tiene coche.

Fátima Jiménez y Pilar Guitérrez, ambas de 27 años, han comprado la entrada más barata -3.000 pesetas- y llevan los prismáticos en bandolera. Chechu y Susana -"somos novios y residentes en Madrid"- han tenido más suerte. La madre de él compró las entradas, pero no pudo ir y se las regaló. Mas devoción tiene la peruana Mónica. "Estoy de paso, pero me las ingenié para venir". Piedad y Cándida López, de 62 y 59 años, se estrenan con este concierto.

José Luis García, agente comercial de 52 años y Antonio Gago, de 34, eran el único dúo masculino. Y fervoroso. Ya lo dice José Luis: "Al que no le guste Julio, o es sordo o es tonto".

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