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Dos sindicalistas históricos de la EMT abandonan a Pablo Rodríguez por su personalismo

Javier Casqueiro

Pablo Rodríguez, el líder indiscutible de la Plataforma Sindical, sindicato mayoritario de la Empresa Municipal de Transportes, está cada vez más desamparado por la salud y las compañías. Por una insuficiencia renal acaba de ser operado para adaptar su cuerpo a la máquina de la diálisis, y por su "excesivo personalismo" ha sido abandonado por los otros dos fundadores del sindicato. La marcha de Ramón Fernández y de Ricardo Rosado, ideólogo y presidente del último comité, no es anecdótica. Los tres formaban una sola familia y promovieron el sindicato que convulsionó a la EMT.

No corren buenos tiempos para Pablo Rodríguez Peña. Uno de sus riñones está inservible y el otro funciona al 25%. Estas insuficiencias le han obligado a pasar por el quirófano y le han mermado físicamente. Su faceta psicológica, sin embargo, ha sido la más dañada.El sindicato de clase que montó en la EMT hace tres años con los dos amigos y compañeros que han compartido todos los aspectos de su vida en los últimos 16 años ha sufrido este verano las dos peores bajas que podría imaginar.

Ramón Fernández, el promotor original de la Plataforma Sindical y su ideólogo en la sombra -escribía la mayoría de los artículos y dirigía el periódico Camina o revienta-, ha renunciado a sus cargos y responsabilidades. Además, ha formalizado su inscripción en el Instituto Nacional de Empleo y ha dado los primeros pasos para buscarse otro trabajo.,

Significativos

Ricardo Rosado, presidente del comité de empresa hasta que fue despedido por la huelga ¡legal del pasado 15 de enero, fue apagando poco a poco su protagonismo durante el conflicto laboral que mantuvo Madrid sin autobuses 65 días entre los meses de febrero, marzo y abril pasados. En junio se independizó afectiva y económicamente de la dirección de la Plataforma, dejando de cobrar los sueldos para los despedidos que suministra el sindicato.

Estos dos abandonos, que no son los únicos en la dirección de la Plataforma, sí resultan significativos. El origen de las fugas tiene una relación directa con el "excesivo protagonismo" acaparado por Pablo Rodríguez estos últimos años al frente del sindicato, por su manera "personalista" de llevar las riendas de este peculiar movimiento obrero de clase y por su escoramiento político, según han explicado a este periódico.

Las dos primeras acusaciones son errores que Ramón Fernández y Ricardo Rosado admiten como propios. Pablo Rodríguez fue promovido por sus compañeros en 1989 "por su buena caligrafía" al puesto primero de secretario de lo que entonces era sólo un movimiento de opinión crítica en la EMT. Más tarde fue colocado, por su buena disposición y por su influencia sobre los conductores, como secretario general del sindicato cuando al año siguiente, tras una huelga salvaje de 20 días, la Plataforma arrasó en las elecciones de la empresa acaparando 36 puestos de los 42 posibles para el comité.

Ramón Femández, uno de los dos representantes de la Plataforma en el Consejo de Administración de la EMT, responsable de prensa y propaganda, es una figura admirada entre los trabajadores por su preparación ideológica y por lo que representa. Fue detenido durante la huelga que se organizó en la EMT en 1976, encarcelado 15 días, despedido y, posteriormente, con la llegada de las amnistías democráticas, readmitido. Abandonó CC OO por divergencias con la línea marcada por el PCE y promovió primero el Sindicato Unitario y más tarde la Plataforma.Rosado también pasó por la prisión, fue despedido y readmitido e ingresó en CC OO hasta que se embarcó en las mismas aventuras que Fernández. Ambos formaron parte en la transición de un grupo de agitadores sindicales entre los que Rodríguez fue un principiante que aprendió más de la cuenta.

Las relaciones de Pablo, Ramón y Ricardo han sido estos años más que amistosas, íntimas, y han implicado a sus mujeres (Emilia, Lupe y Pilar, respectivamente) e hijos. Fernández y Rosado entienden ahora que Rodríguez ha prescindido de ellos porque tiene asesoramiento de personas próximas a Liberación, el partido que fusionó al Movimiento y la Liga Comunista.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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