Una ceremonia sin espectáculo
Más decepcionante que muchos candidatos no obtuvieran el Emmy fue la ausencia de espectáculo en la ceremonia. En contra de lo prometido por los organizadores, la teatralidad brilló por su ausencia y, lo que es peor, las secuencias de las series premiadas fueron escasísimas. Gracias a los divertidos comentarios de los tres presentadores, Kirstie Alley, Dennis Miller y Tim Allen, y de los actores invitados, que fueron ovacionados por el público que abarrotaba el Auditorio Cívico de Pasadena, las tres horas de la gala no se hicieron interminables.
Los Emmy son los premios que concede la industria de la televisión y están considerados como los equivalentes de los Oscar que concede la industria del cine.
Los presentadores, como la mayoría de los que asistieron a los Emmy dentro y fuera del escenario, lucían lacitos rojos, símbolo de solidaridad de las gentes del espectáculo con las víctimas del sida.
Tras la ceremonia, cuando los flamantes poseedores del Emmy, un ángel dorado sosteniendo el mundo, se escabullían hacia sus limusinas rumbo a Los Ángeles, aún hacía guardia frente al auditorio de Pasadena parte del centenar de admiradoras que habían aguantado desde por la mañana temprano un montón de horas al sol, gritando como posesas los nombres de sus personajes favoritos. Cindy Crawford y Jason Priestley, protagonistas de la serie Sensación de vivir, fueron de los más jaleados.
En la batalla particular que disputan- las tres grandes cadenas de televisión de Estados Unidos, la CBS salió, esta vez, ganadora al conseguir 20 estatuillas. Sus rivales la NBC y la ABC empataron con 17 estatuillas cada una. De las 329 candidaturas, la NBC aspiraba a 102 premios, la CBS a 70 y la ABC a 44.
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