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El compromiso del Reino Unido de no devaluar la libra alivia las tensiones en el mercado de cambios

Los mercados de divisas europeos vivieron ayer una jornada más tranquila después de que el ministro de Finanzas británico, Norman Lamont, confirmara el compromiso del Reino Unido de no devaluar la libra y de permanecer en el Sistema Monetario Europeo (SME). El dólar y la mayoría de las bolsas europeas se mantuvieron estables, salvo la Bolsa de Madrid, que perdió 1,90 puntos y marcó el mínimo del año. Mientras tanto, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el del Partido Popular, José María Aznar, pidieron públicamente una peseta menos fuerte.

Las declaraciones del ministro Lamont sirvieron para calmar algo el nerviosismo que viven estos días los mercados, en donde la fortaleza imparable del marco, gracias a su alta remuneración, y el cada vez más incierto futuro de la unión económica y monetaria europea están afectando severamente a las divisas más débiles. La libra cerró a 2,7940 marcos y el banco central del Reino Unido tuvo que intervenir una vez más para evitar que se depreciara más allá de su límites (2,7780 con una banda de fluctuación de +-6% en el SME). La moneda italiana cerró a 765,40 liras por marco, marcando por segundo día consecutivo un mínimo histórico. Por su parte, la peseta tuvo un cambio medio de 64,87 pesetas, sin que el Banco de España llegara a intervenir.Un ligero mejor comportamiento del dólar, que subió en Londres hasta 1,4065 frente a 1,3985 del día anterior, dio algo más de respiro a los mercados.

En la sesión de ayer, no obstante, se vivieron algunos momentos de nerviosismo cuando se dió a conocer la opinión de uno de los consejeros del Bundesbank, a favor de un realienamiento en el SME.

Reimut Jochimsen, presidente del Banco central de Renania del Norte-Westfalia, uno de los 11 que forman el Bundesbank, en lo que podría ser una ambigüedad calculada o la muestra de las tensiones existentes entre los miembros de su cúpula, se pronunció ayer por la mañana por un realineamiento (o devaluación de las divisas más débiles del SME) en una cita que la agencia Reuter extrajo del discurso que debía pronunciar ante miembros de la Bolsa alemana. Pero por la tarde, desde Francfort, el propio Bundesbak se encargó de precisar que estos comentarios "no estaban contenidos en la versión final del discurso", informa José María Martí Font.

"Las posibilidades parcialmente presentes para un realineamiento del SME" decía la parte del discurso que Jochimsen no legó a pronunciar, "han sido suprimidas, durante años, por razones de prestigio". Por la tarde el Bundesbank rectificaba, asegurando escuetamente que "no está pidiendo un realineamiento". Sin embargo, en Francfort crece la opinión de que la distorsión creada en el SME por la última subida de los tipos de interés en Alemania acabará forzando una revisión.

El propio Jochimsen insistió en que la necesidad de un realineamiento se lleva aplazando "más de dos años y medio". En su opinión, las dos monedas que más preocupan son la lira italiana y la libra.

Devaluación

En ambos casos, las autoridades monetarias de Italia y Reino Unido descartaron ayer la devaluación. El presidente del Banco de Italia, Carlo Azeglio Ciampi, insistió en que la lira no sería devaluada. Y Norman Lamont dejó claro que el compromiso de la política económica era mantener el cambio actual de la libra en el SMEy que para ello "se haría todo lo necesario". Sin embargo, algunos analistas plantean ya la imposibilidad de mantener la esterlina en sus límites sin aumentar los tipos de interés.

Los mercados de valores vivieron también una jornada más tranquila. El índice FT 100 de la Bolsa de Londres subió cuatro puntos, hasta los 2.285; Francfort, tras una sesión muy volátil cerró su DAX 30 con una subida de 4,7 puntos hasta los 1473,28, y París cerró con 0,8 puntos más. Nueva York acabó con un alza de 14,59 puntos. En España, sin embargo, el índice de la Bolsa de Madrid marcó el mínimo del año, al perder 1,90 puntos y cerrar en 203,76 puntos.

Por otra parte, siguió el debate público provocado por las declaraciones del ministro de Economía, Carlos Solchaga, sobre la necesidad de mantener una peseta fuerte.

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, propuso una moderada depreciación de la peseta. Con todo, manifestó que comprendía la reacción de Solchaga "que es un hombre de gran competencia. Me hago cargo de sus problernas". Pujol justificó la depreciación de la pesetas porque si no "estaremos destrozando" las posibilidades del sector productivo ya que una peseta cara encarece las exportaciones. El presidente del Partido Popular (PP), José María Aznar, pidió que el Gobierno fije un tipo de cambio de la peseta que no arruine la industria.

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