José Manuel Ibar, 'Urtain'
Son muchas las inexactitudes que se han difundido, en todos los medios, sobre la vida y costumbres de José Manuel Ibar ("soy de Urtain, pero yo no me llamo Urtain", decía), nuestro amigo y vecino en estos últimos años. Nos indigna, sobre todo, que se haya dicho y escrito que estaba alcoholizado y que pasaba sus días yendo de bar en bar. Mientras estuvo trabajando en el restaurante, se acostaba muy pasadas las doce de la noche y se levantaba a las cinco de la madrugada para ir a Mercamadrid, pues le gustaba comprar el pescado que a diario necesitaba. Es lógico que se acostase un par de horas por la mañana y, si podía, otro tanto hiciera por la tarde, entre la comida y la cena. No le quedaba mucho tiempo para "andar de bares".No contaba batallitas, nunca hizo alardes de su fuerza, no era peleón ni mujeriego. Siempre estaba de buen humor y hablaba con todo el mundo. No estaba sonao ni, insistimos, jamás fue un alcohólico, lo que no impedía que de vez en cuando se tomase una copita con nosotros-
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