Vicente Estellés,

un profesor valenciano de 30 años, que viajaba con un amigo desde primeros de agosto, cambió su peregrinaje en bicicleta por otro de hospital en hospital a causa de la picadura de una víbora. El mordisco del reptil se produjo durante una parada para realizar unas fotos ante un bonito paraje entre León y La Coruña. Estellés y su compañero llegaron en bicicleta hasta Piedrafita, donde se encontraba un centro de la Cruz Roja, en el que no pudieron atenderle. De ahí fueron al ambulatorio del citado municipio, en el que el médico de guardia le practicó una cura de urgencia y le recomendó que se dirigiera al hospital más cercano. Un taxi trasladó al herido, en una hora y media, al centro Sanitario de Ponferrada. "Tras decirme que era demasiado tarde, me tuvieron haciendo análisis durante seis horas y me dieron el alta con un informe ilegible y sin más explicaciones", comenta Estellés. A la niafiana siguiente, el veneno estaba haciendo su efecto y, tras una nueva visita al ambulatorio, el médico les insistió en volver a un centro hospitalario porque "aquello no era normal".Tras la experiencia, Estellés decidió que no quería seguir viajando por el Camino de Santiago y junto con su compafiero, cogió un tren para Madrid e ingresó en La Paz, donde durante dos días le tuvieron en observación y le aplicaron un tratamiento antivíboras. Después de pasarse unos días en el hospital La Fe de Valencia, al que fue trasladado desde Madrid, el intrépido viajero declaró que había tenido suerte porque la víbora no era de las más peligrosas-