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La CE no dispone de los 4.000 millones que prometió para revitalizar Villaverde

Francisco Peregil

El sur de Madrid no existe en los planes a corto plazo de la Comunidad Europea (CE). Hace un año sí, cuando el comisario europeo de Medio Ambiente, Carlo Ripa de Meana, se paseó por Villaverde con el presidente regional, Joaquín Leguina. Entonces parecía claro que el barrio sufría una marginalidad alarmante y el comisario prometió invertir 30 millones de ecus, unos 3.800 millones de pesetas. Las cosas han cambiado.

Pocas transformaciones ha habido en Villaverde desde que una comisión integrada por representantes de la CE y los Gobiernos autonómico y central emprendieran un estudio para paliar los desaguisados ambientales de la zona. El distrito tiene unos 122.000 habitantes, de los que el 40% son analfabetos. La tasa de paro es de las más altas de la capital (el 26% de la población activa del barrio), y las carreteras y la vía del tren siguen emparedando a los vecinos.Sobre las mesas de todas las autoridades que intervinieron en el proyecto se encuentran desde hace una semana las conclusiones de los seis especialistas (tres españoles y tres extranjeros) que redactaron el informe. Sin embargo, no hay dinero.

El degradado sur

Las autoridades regionales deseaban disponer de ese informe para que los políticos europeos se percataran de la degradación del sur de la capital. Por su parte, el comisario de Medio Ambiente europeo pretendía disponer del informe para que la CE destinase a este tipo de proyectos unas partidas que ahora le niegan.

Ripa de Meana pensó durante su paseo con Leguina que Villaverde podría ser un buen lugar para poner en práctica el Libro Verde sobre medio ambiente urbano que acababan de presentar entonces en Madrid los príncipes Felipe de Borbón y Carlos de Inglaterra. En el libro se expresaba la intención de hacer más habitable el entorno urbano, ya que, de cada 10 europeos, siete viven en una ciudad.

Villaverde ofrecía un buen campo de trabajo: terrenos desolados con los vestigios de fábricas abandonadas, cuarteles con suelos baldíos y sin aprovechar, avenidas -como las de Córdoba y Andalucía- saturadas de tráfico y barrios vecinos desvinculados a causa de las vías y las carreteras.

Precisamente en este último punto es en el que pretenden hacer hincapié las autorides regionales. "La gente vive incomunicada con los barrios de al lado, rodeados de carreteras inhóspitas", dice el director de planificación regional, José María Ezquiaga. Los bordes de las carreteras que cruzan el distrito es otro de los objetivos que se propone reformar el Gobierno de Leguina. "Adecentarlos y adornarlos cuesta poco y humaniza mucho una zona".

Ezquiaga reconoce que, de haber dinero, las transformaciones se llevarían a cabo en un plazo mínimo de 10 años. "Más que dinero, de momento, lo que se necesita es buena voluntad", concluye.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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