Agravios acumulados en silencio
La rapidez con que se han producido los movimientos del Rey por las diferentes instalaciones olímpicas durante los 15 días que han durado los Juegos ha contribuido a que se percibiera con mayor nitidez la ausencia pública de Jordi Pujol.La modificación de programas por parte del presidente de la Generalitat cuando su agenda se lo ha permitido tan sólo ha facilitado contactos muy ocasionales entre ambos.
El caso más clamoroso fue el de la visita a La Seu d'Urgell, en que Pujol llegó cuando el Rey abandonaba la zona de pruebas y desistió de acompañarle en su visita a la villa olímpica.
Colaboradores de Pujol aseguran que la principal dificultad ha sido "romper la cápsula", como denominan en el Palau de la Generalitat al sistema de seguridad real, al que tan sólo han accedido Narcís Serra y el presidente del Comité Olímpico Español, Carlos Ferrer Salat.
El sábado, mientras Pujol recibía sucesivamente en la sede del Ejecutivo catalán al ex presidente del Gobierno italiano Giulio Andreotti y al presidente de Croacia, Franjo Tudjman; Narcís Serra y Pasqual Maragall animaban junto al príncipe Felipe al tenista Jordi Arrese en su agónica final de tenis.
Jordi Pujol ha aceptado con cierto desagrado este papel secundario, consciente de que abrir una polémica basada únicamente en su protagonismo en los Juegos provocaría una disputa que enturbiaría el hasta el momento perfecto desarrollo de los acontecimientos.
Un colaborador de Pujol seña.laba el pasado sábado: "El presidente está mosca; aún está sumando y restando, pero ha acumulado en silencio varios agravios. Quiere ver cómo finalizan los Juegos para. tener la composición definifiva".
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