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Detenido en Portugal el mafioso italiano que lo pagaba una red de guardias civiles corruptos

La policía portuguesa ha detenido en la localidad de Vilamoura, en El Algarve, al jefe mafioso italiano Emilio di Giovine, responsable de una poderosa organización que ha introducido en España decenas de toneladas de hachís y que contaba con una red de guardias civiles sobornados para facilitar el transporte de la droga. Las investigaciones sobre esa organización han sido dirigidas en los últimos meses por los jueces Baltasar Garzón y Carlos Bueren. La operación antidroga se inició en Portugal el viernes, pero continuó en España e Italia y ayer ya habían sido detenidas en total 15 personas.

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La organización de Emilio di Giovine, que supervisaba desde Italia su madre, tenía sobornados a varios guardias civiles que eran advertidos por los mafiosos cada vez que por sus demarcaciones iban a pasar camiones cargados con droga procedente de Marruecos y con destino a diversos países europeos, sobre todo Italia. El pasado mes de abril concretamente, unidades especiales de la Guardia Civil detuvieron a cinco miembros del instituto armado comprados por esa organización. Uno de los detenidos era el teniente Andrés Palomino Guerrero, jefe del puesto de Puerto de Santa María (Cádiz). Para supervisar la última parte de las investigaciones, Garzón se desplazó el pasado viernes a Portugal y tomó declaración a los 11 detenidos en ese país. Posteriormente, se produjeron otras cuatro detenciones en Milán (Italia) y Marbella (España). Garzón viajó concretamente a Faro, a donde habían sido trasladados los detenidos en el sur de El Algarve.

Principal objetivo

El principal objetivo del dispositivo policial portugués era la detención de Emilio di Giovine, investigado por Garzón y Bueren a partir de tramas y alijos diferentes. Di Giovine ya había sido localizado meses atrás en Marbella y, en junio, en Palma de Mallorca. En ese mes, Garzón hizo desplazarse a una treintena de guardias civiles a Mallorca para intentar la detención del grupo que ahora ha sido arrestado en Portugal. Sin embargo, la certeza de que los mafiosos estaban armados y la no seguridad de que entre ellos estaba Di Giovine aconsejaron posponer la operación.

Una vez que Garzón detectó de nuevo la presencia de Di Glovine, esta vez en Portugal, el juez español pidió a la Policía Judicial que hiciera un marcaje de esta decena de mafiosos asentados en el Algarve y que esperara hasta tener la certeza de que el número uno se encontraba entre ellos. Obtenida esta confirmación, Garzón dio luz verde, y entre el jueves y el viernes se sucedieron las detenciones. Fuentes de la investigación se muestran optimistas con el resultado de las declaraciones ante Garzón de los ya detenidos.

Di Giovine fue detenido junto con su hermano Guglielmo, un británico, un holandés, dos checos y otros miembros de la organización. Garzón, en comisión rogatoria, tomó declaración a los detenidos con vistas a una posterior solicitud de extradición. Posteriormente, el titular del juzgado número cinco de la Audiencia Nacional se desplazó a Madrid, desde donde coordinó las detenciones en Marbella de dos ciudadanos italianos. Por su parte, las autoridades italianas, alertadas por Garzón, detuvieron el viernes a la madre Di Glovine, jefa del clan, y a otro miembro de la familia.

La operación continúa

La operación aún no está cerrada y se esperan nuevas detenciones. Garzón responsabiliza a esta organización mafiosa de haber introducido en España al menos cinco alijos de hachís de entre 10 y 15 toneladas cada uno. Los cargamentos eran trasladados habitualmente por barco por el Estrecho de Gibraltar. Posteriormente, y a bordo de grandes camiones que simulaban llevar otras cargas, cruzaban toda España y descargaban su mercancía en diversos países europeos, especialmente Italia.

Por otra vía, el juez Bueren inició una investigación sobre la existencia de varios guardias civiles sobornados por narcotraficantes y logró la detención de cinco agentes en abril pasado.

A raíz de los interrogatorios a los que fueron sometidos, se comprobó que había ramificaciones comunes entre la mafia investigada por Garzón y la compra de guardias civiles por parte de delincuentes colaboradores de la misma red mafiosa.

Cuando se produjo la detención de los cinco guardias civiles citados, desde la Audiencia Nacional se aseguró que las investigaciones continuarían y que era muy probable que se produjeran nuevas detenciones de miembros de la Guardia Civil y de otros cuerpos de seguridad, hecho que hasta el momento no se ha producido.

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