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Entrevista:

"Si no pasa nada en los JJ OO, hay tregua de ETA"

Luis R. Aizpeolea

Pregunta: El PNV ha votado en muy poco tiempo dos veces contra sendos decretos importantes del Gobierno socialista. El último de ellos, las medidas de ajuste económico. El distanciamiento entre su partido y el Gobierno es un hecho, después de un largo período de colaboración parlamentaria. ¿A qué se debe?Respuesta: Felipe González anuncia hace un año, durante el debate sobre el estado de la nación, un tratamiento diferencial para el País Vasco y Cataluña. No sólo no lo cumple sino que su gobierno adopta iniciativas que tienden a desnaturalizar el proceso autonómico, con la igualación por abajo. Este gobierno está haciendo política al día, ha perdido visión de conjunto, y eso va a tener repercusiones. Vemos un gobierno sin fuelle, sumido en un cierto descontrol y con dificultades crecientes para tener una interlocución con él. La actitud que ha mostrado el ministro para las Administraciones Públicas, Juan Manuel Eguiagaray, ante el pacto autonómico, ha sido dogmática. El Tribunal Constitucional funciona como una tercera Cámara. El PSOE no puede pensar que nos tiene en nómina. Somos un partido de oposición, propicio a la interlocución siempre que sé tenga en cuenta nuestro programa.

Triple interlocución

P.: ¿Su distanciamiento obedece a un cambio estratégico porque el PSOE pasa por sus horas más bajas, tras casi diez años de Gobierno o, por el contrario, siguen predispuestos al pacto?.

R.: Es más sencillo que eso. La mejora de relaciones depende del Gobierno y del PSOE. Son ellos los que han cambiado por sus contradicciones internas. No nosotros. Con el PSOE, teníamos antes una interlocución mas cómoda. Ahora tenemos que hablar con la dirección del partido, con el Grupo Parlamentario y con el Gobierno. El PSOE tiene que cambiar y es él quien tiene que tomar la iniciativa, más aún teniendo en cuenta que el final de legislatura va a ser complicado.

P.: ¿Con quien se entiende mejor el PNV, con Narcís Serra o con Martín Toval?

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R.: Es distinto. La interlocución con Martín Toval es cómoda porque es directa. Además, nos conocemos. Con Serra, hemos explorado una relación ante la imposibilidad de conectar con Felipe González, con el que no se puede hablar a no ser que uno se disfrace de política internacional. Serra es un hombre con el que se puede hablar con comodidad. Pero nos ha solicitado que esperemos unos meses, a que pase la vorágine de actos públicos.

P.: ¿Y con Alfonso Guerra?

R.: En su época de protagonismo, las relaciones eran más fluidas. No había que tener tres interlocutores en el PSOE como ahora. Siempre hemos tenido buena relación con él y nos gustaría que tuviera más protagonismo, siempre que no suponga un enfrentamiento con el Gobierno porque haríamos Un pan con dos tortas.

P.: ¿Siguen sin descartar la posibilidad de un pacto de legislatura con el PSOE tras las próximas elecciones?

R.: No está descartada porque con el Partido Popular (PP) nuestras relaciones se han deteriorado muchísimo a cuenta del tratamiento al tema de la violencia. En algunas ocasiones, han adoptado, incluso, posiciones de extrema derecha. El problema del PSOE es que no ha cambiado la clavija y sigue viviendo la cultura de los 10 millones, sin querer pactar. Estamos abiertos a acuerdos concretos, a un pacto de legislatura, pero con condiciones.

P.: ¿Qué condiciones?

R.: Tras las elecciones de 1989 ya las adelantamos: El desarrollo final del pacto de gobierno con los socialistas en Euskadi, evitar que las leyes del Gobierno central vulneren las del Parlamento vasco y el cumplimiento de los acuerdos de infraestructura de febrero de 1989.

P.: Sus relaciones con el portavoz de la Minoría Catalana, Miquel Roca, tampoco son buenas, a juzgar por la reciente polémica en la que usted le acusé de marginarle.

R.: Nos gustaría tener mayor relación con el Grupo Catalán. Roca, a raíz de la polémica, nos ha pedido unas relaciones más fluidas. Es bueno para Cataluña y Euskadi que podamos tener una relación más coordinada y esperamos que eso sea así en el futuro.

P.: Roca planteó recientemente la ampliación de la participación privada en la financiación de partidos. ¿Qué le parece?

R.: Me parece correcta, pero donde estamos haciendo hincapié es en la necesidad de reducir los gastos electorales. Nuestro agujero negro procede de ahí porque la publicidad es carísima. Hay que llegar a un acuerdo para un recorte sustancial. Junto a ello es también fundamental la transparencia sobre la actividad de los partidos.

P.: ¿Los enfrentamientos armados entre grupos étnicos en Yugoslavia no están llevando al PNV a reflexionar sobre, los riesgos a los que puede abocar el nacionalismo?

R.: No son fenómenos similares. Allí se da una mezcla de irredentismo y religión, unida a la caída de los regímenes comunistas que han sido opresores con los nacionalismos. No es ilustrativo de lo que sucede en el Estado español. Quien no ha reflexionado sobre el tema es Europa que sigue sin ofrecer canales de expresión. El Comité de las Regiones, donde se mezcla a los municipios, no es una respuesta. El nacionalismo de los estados es más agresivo, que el de los que no tenemos estado. En el Estado español había dos realidades con gran demanda nacional que se han diluido en 17 autonomías. En vez de solucionar dos problemas se han creado 17. A Serra le dijimos en mayo que si no se cumplen los compromisos con Euskadi, no nos interesa el Estado.

El final de la violencia

P.: ¿Estamos ante una tregua de ETA de hecho?

R.: Hay tregua psicológica. Si no ocurre nada durante las Olimpíadas podemos pensar en que hay tregua efectiva. Pero miremos para atrás. El año empezó con 16 muertos. Pensábamos que las Olimpíadas estaban amenazadas. Ahora el problema no es ETA. Es si le van a abuchear al Rey. Las detenciones han neutralizado a ETA. La sociedad vasca es más beligerante contra la violencia. HB está perpleja. Antes, tenía detrás a ETA, que marcaba pautas. Creo que HB está entrando en la cultura del diálogo.

P.: Si se diera esa tregua efectiva, estaríamos ante un escenario nuevo. ¿Cuál sería?

R.: Nos acercaríamos al punto 10 del pacto de Ajuria Enea, del final de la violencia. Eso significa abordar con valentía el proceso. El Gobierno bendijo la Conferencia de Paz entre árabes e israelíes hace un año. Unos y otros han utilizado el terrorismo más duro. Lo que es bueno para ellos, es bueno para nosotros. Yo creo que nos acercamos al final. En Euskadi, cuando desaparezca la violencia, va a aflorar un partido independentista importante que debe hacer pensar a Madrid porque va a cuestionar el Estado desde las instituciones. Europa se tiene que tomar en serio los nacionalismos. Las fronteras cambian y hay que cambiar la mentalidad.

P.: ¿Qué papel le gustaría jugar al PNV ante un final dialogado?

R.: El papel de lubricante, a sabiendas de que la pelota la tienen el Gobierno y ETA.

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