Guapa sí, pero inculta
Descansaba de unas horas de estudio, cuando me acerqué al mando y lo pulsé. ¡Qué mujer tan bella? Aparecida como por telepatía, me abría los ojos cansados de tantos signos. Al instante, un melenas teñido, con pelo recompuesto sobre la cabeza para disimular su alopecia, abonado a salir por la pantalla, vestido a lo Merlín y que dice tener poderes celestes, me incitó a un zapping instantáneo.Como no había, para variar, un cartel más generoso y como además no tengo descodificador, la inercia me llevó a tentar la suerte de aquella aparición tan estimulante de hacía unos minutos. El vaticinador se había ido como por arte de magia y el cámara secuestraba por unos instantes la mirada de la dama.
¡Es aún más bonita que de perfil! -pensé-. La presentadora, en italiano españolizado (como si aquí no hubiese corte para gente de la tierra), preguntaba a la actriz por qué habían salido unas declaraciones suyas en las que afirmaba que prefería la farándula al amor, cuando unos instantes antes había respondido todo lo contrario a la misma cuestión. Y, como suele pasar, abrió la boca y la pifió. "La prensa tragiversa muchas opiniones de los encuestados"; es más o menos lo que comentó...
Señorita guapa: la belleza no está, para nada, reñida con la cultura. No me jacto de aspirar a un sillón en la Real Academia Española, de hecho se pueden contar por decenas los errores lingüísticos que cometo, pero pienso que existen muchos sinónimos de tergiversar que, aunque suenen algo peor, utilizados en un programa de un medio público, evitan meter la patada que usted dio la pasada noche al diccionario.-
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