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Los bosnios hablan en Londres y luchan en Sarajevo

Los representantes de las tres comunidades enfrentadas en Bosnia-Herzegovina (musulmana, serbia y croata) iniciaron ayer en Londres una reunión con mediadores de la Comunidad Europea en busca de un acuerdo pacificador. El fracaso M alto el fuego decretado hace 10 días ha llevado a un exasperado lord Carrington a convocar, por segunda vez en este mes, a los tres líderes de la república, cuyo escepticismo no permite augurar resultados inmediatos. Como telón de fondo de las conversaciones, los morteros siguen atormentando Sarajevo.

Las entrevistas durarán tres días, según las previsiones. Radovan Karadzic (representante de los serbios de Bosnia), Mate Boban (líder de los croatas) y Haris Silajdzic (ministro musulmán de Asuntos Exteriores) tampoco se verán las caras en esta ocasión: hablarán por separado con el diplomático portugués José Cutileiro.Fuentes británicas aseguraban ayer que los mediadores comunitarios instarán a las partes a respetar el alto el fuego firmado hace dos semanas. "No tiene sentido negociar una nueva tregua", afirmaron.

El marcado escepticismo de los líderes de las tres comunidades no augura resultados felices. Así, el serbio Karadzic dejó ayer patente en Londres su pesimismo: "Las posiciones de las otras partes, especialmente por el lado musulmán, no están claras. No sé si se toman esto en serio", dijo. "Es inútil esperar una tregua completa si un lado no está interesado en la paz", añadió, para sugerir después la separación de las tres comunidades, mediante una "línea verde" vigilada por la ONU.

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El representante musulmán volvió a destacar la existencia de campos de concentración serbios en su república, que retienen, dijo, a más de 100.000 civiles.

A pesar de este clima de pesimismo, el mediador comunitario, lord Carrington, que lleva ya casi un año trabajando por la pacificación de los territorios de la antigua Yugoslavia, intentará por todos los medios desbloquear la situación ante la conferencia internacional sobre Yugoslavia, convocada para la segunda quincena de agosto por el Gobierno británico.

Como telón de fondo a las conversaciones de Londres, los disparos de mortero han seguido resonando en Bosnia-Herzegovina y en Croacia. La región de Slavonska Posavina, al Este de la república croata, sufrió durante la noche del domingo fuertes bombardeos desde las posiciones serbias del norte de Bosnia. En Sarajevo, la artillería serbia ha causado más de 20 muertos a lo largo del fin de semana. Y los 70.000 habitantes de la ciudad bosnia de Gorazde siguen sitiados, sin recibir alimentos ni medicinas.

El general Satish Nambiar, comandante de las Fuerzas de Protección de Naciones Unidas (Unprofor), llegó ayer a Sarajevo para estudiar el relevo de los mil cascos azules canadienses que actualmente controlan el aeropuerto, con soldados ucranios y franceses. A ellos se unirá en las próximas horas un batallón egipcio.

En la madrugada del lunes, el último de lo seis trenes ocupados por 5.600 refugiados musulmanes de Bosnia-Herzegovina cruzó a salvo la frontera austro-alemana. El Gobierno de Bonn ha apelado a la solidaridad del resto de los países comunitarios para que acojan a las miles de personas que huyen de la guerra. Mientras tanto, algunos portavoces de la Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) han dejado patente su pesar por las disputas entre los países europeos acerca de la ayuda a los refugiados.

Por otra parte, Carlos Menem, presidente de Argentina, llegó ayer a Croacia para visitar a los 900 soldados argentinos que forman parte de las fuerzas de las Naciones Unidas -unos 14.000 soldados- allí desplegadas. El contingente argentino se halla mayoritariamente desplegado en Eslavonia Occidental, a unos 155 kilómetros de Zagreb, la capital croata.

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