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Los fenómenos de América

El éxito de Colombia radica en el tándem ofensivo que forman Valenciano y Asprilla

Son las promesas del fútbol americano del momento. Responden al nombre de Iván René Valenciano y Faustino Asprilla. Los dos tienen sólo 20 años, pero ya han dado pie a que sean considerados como fenómenos. Su trampolín internacional fue el preolímpico que se realizó en febrero en Paraguay. El fútbol colombiano fue considerado el mejor del torneo. Valenciano se llevó los aplausos como mejor goleador, con cinco tantos -uno de ellos desde el medio campo-, y Asprilla ganó el título de mejor delantero.

Después de este certamen, en el que los goles de Valenciano y Asprilla -éste marcó cuatro- dejaron fuera de los Juegos a los grandes de América -Brasil, Argentina y Uruguay-, a los colombianos se les abrieron las puertas del fútbol europeo. Después de Barcelona, Asprilla jugará en el Parma y Valenciano en el Atalanta, ambos de Italia.Valenciano nació en Barranquilla, la ciudad más grande del Caribe colombiano. Allí, en el popular barrió Simón Bolívar, vive con sus padres y hermanos, y con su mujer y su hijo. El Simón Bolívar es un barrio rumbero . Todas las noches la gente saca a la calle los altavoces de sus equipos de sonido y se ponen a bailar. Por esto, para los vecinos, Valenciano -un muchacho no muy alto, de contextura robusta y corte de pelo moderno- es un campeón futbolístico, pero también un campeón de la salsa.

Cuando acabó el cuarto curso de educación media, las polvorientas canchas de fútbol de su barrio ganaron la partida a los pupitres. En el colegio fue un tanto indisciplinado; en el campo de juego es el más estricto. Descubierto en un torneo intercolegial, Valenciano dio el salto al profesionalismo fichando por el Junior, el equipo de su ciudad.

Un padre famoso

Su escuela futbolística ha sido la experiencia de su padre, Ariel Valenciano, un conocido delantero colombiano en la década de los setenta. Según Valenciano, lo más importante que ha aprendido de su padre es a ser consciente de que la gloria es efímera y hay que aprovecharla para asegurar el futuro. Su traspasó al Atalanta costó cinco millones y medio de dólares. El contrato, por tres años, le garantiza un ingreso anual de 300.000 dólares (unos 28,5 millones de pesetas) además de casa y coche.Tanto técnicos colombianos como extranjeros hablan así de las cualidades de este joven barranquillero: buen regate, fenomenal en el tiro, rapidez; de él se pueden esperar siempre ejecuciones increíbles que a última hora pueden decidir un partido.

Faustino Asprilla, Tino, como le llaman sus amigos, es alegre y tiene un sueño: ser campeón mundial de fútbol. Quienes han estado a su lado dicen que es tan atrevido en la cancha como tímido fuera de ella. Nació en Tuluá, en la provincia del Valle, al suroeste del país. Su familia es muy pobre. Sus ágiles jugadas, los regates en carrera, su potencia para colocar el balón en el marco enemigo y la voltereta en el aire que da siempre después de lograr un gol son los sellos de, Asprilla. Por eso los niños que hoy asisten a la escuela Carlos Sarmiento -donde se formó- sueñan con ser como él.

Algunos técnicos dicen que el fallo de Asprilla es su falta de concentración. Su vida profesional la inició en el Deportivo Cucuta; luego pasó al Nacional, pero el entonces técnico Pacho Maturana no creyó mucho en él y lo mantuvo bastante tiempo en el banquillo. A finales de 1990 empezó a conquistar espacios y en 1991 fue la figura indiscutible del equipo. En abril firmó contrato con el Parma. Ganará 350.000 dólares (unos 33 millones de pesetas) por el único concepto de transferencia.

A comienzos de agosto, después de los Juegos, Asprilla y Valenciano viajarán a Italia. "Mi sueño es marcar 15 goles en mi primera temporada", confesó Valenciano. "No se trata tanto de jugar en Italia como de triunfar", confesó Asprilla, al que se compara con un alteta de 1.00 metros por su velocidad.

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