_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El 1%

Juan José Millás

La realidad virtual, tan de moda, parece la versión contemporánea de las antiguas cerraduras, dotadas de un agujero del tamaño de un ojo. De hecho, llamábamos a ese agujero ojo de la cerradura para distinguirlo del ojo de la cara, expresión utilizada también para indicar el precio de mirar por el ojo de la cerradura. El caso es que superponiendo los dos ojos se producía un efecto óptico en el que aparecía una perspectiva lineal que reproducía el fragmento de una habitación en la que alguien se desnudaba o se vestía o se duchaba o rezaba el rosario o hacía calceta. La tecnología de aquellos años no permitía un catálogo más amplio de realidades simuladas tridimensionales.Gracias al progreso, ahora te colocan un casco que lleva un agujero informático al que te puedes asomar con los dos ojos. El equipo se completa con Unos guantes que provocan sensaciones táctiles, como si tu cuerpo hubiera penetrado en el mundo de los fantasmas tridimensionales a través del orificio cibernético. Los militares son los que más saben de realidades simuladas, de alucinaciones;, de hecho, la tecnología virtual es en su origen, igual que el bolígrafo o el tubo del dentífrico, un invento militar al que más tarde se le encuentran aplicaciones comerciales. En recientes declaraciones, un mando de la OTAN explicaba que con esta tecnología se puede simular un 99% de la realidad militar, pero -añadía- "no podemos matar gente, que es el 1% que nos falta".

O sea, que en la realidad virtual, al contrario que en la realidad real, existen límites morales del 1%. Propongo que nos traslademos a ella y desde allí nos asomemos a cada uno de nosotros, y a los magrebíes y a Maastricht y a Sarajevo y a los serbios, como a un juego de ordenador: como si se tratara de una realidad virtual, virtualmente imposible.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_