_
_
_
_

El señor Eugenio no pega ojo

Los vecinos de Arganzuela quieren cerrar la discoteca de la antigua fábrica El Águila

Los vecinos de General Lacy siguen cortando la calle todos los días de once a doce de la noche en protesta por la instalación de una discoteca -inaugurada el jueves- en la antigua fábrica de cervezas El Águila. El domingo no se enteraron de que el local cerraba por descanso y cumplieron con su costumbre aunque no hubiese nadie para oír sus gritos. Más que de los ruidos, se quejan de los problemas que acarrea tener 5.000 personas bebiendo debajo de sus ventanas. La zona, muy tranquila antes, soporta ahora tráfico, jaleos y la invasión de los coches.

Después de la cena, la calle se llena de gente y coches. Unos se van a tomar copas en la discoteca al aire libre (ocupa principalmente el antiguo patio de la fábrica). Otros cortan la calle para presionar al Ayuntamiento y cerrar la macroterraza de 12 barras, montada entre las principales discotecas y bares de Madrid y promovida por Cris Lozano (dueño de Archy). Pero el concejal del distrito de Arganzuela, Clemente Torres, dice no tener de momento razones para clausurarla, pues reúne todas las licencias necesarias. Dentro de unos días dispondrá de los informes técnicos que ha encargado, y entonces tomará una decisión."Entre 5.000 personas que caben ahí, las hay de todas las calañas", dice Guadalupe Bote, que vive en el primer piso del portal 52. "En el segundo vive el señor Eugenio, que está enfermo y se ha ido con sus hijos estos días porque no podía pegar ojo", añade.

Otros vecinos creen que el sitio está en ruinas y no es seguro. En efecto, el inmueble fue donado hace 20 años y ahora se han tenido que instalar, por ejemplo, retretes portátiles. "El día que pase algo ahí dentro se mueren como ratas. Hace un par de años hubo un incendio tremendo y no han arreglado, nada", cuenta otra vecina.

Pero los promotores de la terraza aseguran que el lugar cumple todas la normas contra incendios y que tanto Protección Civil como el Colegio de Arquitectos han dado su visto bueno. De hecho, las salidas están señalizadas, y los accesos a los pisos superiores de la fábrica, cerrados con vallas de alambre para evitar que alguien pueda llegar a ellos y causar problemas. Además, aseguran que las dificultades de aparcamiento serán irrelevantes, puesto que cuentan con un recinto para más de 500 coches, que la polémica noche de la inauguración no se usó por falta de información.

El mayor temor de los vecinos consiste, sin embargo, en que la zona se llene de toxicómanos por las noches. Algunos dicen que han visto a gente pincharse, pero el concejal del distrito, Torres, aclara que si se hubiese encontrado droga ya se habría cerrado el local.

El vicepresidente de la asociación de vecinos de Arganzuela, José Sobrino, suma este nuevo conflicto a los otros problemas que tiene el barrio, en el que está situada la Estación Sur de Autobuses, por lo que hay un gran volumen de tráfico durante el día, al que se añade ahora el nocturno.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Cultura o copas

Mañana se reunirán los representantes vecinales con el concejal Torres para intentar que se calmen los ánimos, soliviantados por los acontecimientos del viernes. Esa noche, un conductor arremetió contra un grupo de vecinos que le obstruían el paso e hirió a uno de ellos en una mano.Los empresarios que regentan el local contestan que son los vecinos los que alteran el orden público y retiran las señalizaciones para acceder al aparcamiento gratuito y cubierto de que dispone la discoteca. Además, creen que deberían estar contentos, puesto que es un lugar cultural y de ocio, en el que va a haber teatro, danza y exposiciones, y no sólo copas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_