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La policía desaloja de su casa a la viuda de un guardia civil

La tercera intentona fue la definitiva. A Julia López Gómez, de 66 años, viuda de un guardia civil mutilado, el Patronato de Viviendas de este instituto armado ya había intentado desalojarla de su casa (véase EL PAÍS del pasado 23 de abril), en el número 13 de la calle de Sotomayor (Chamberí).En la mañana de ayer, 50 policías nacionales se enfrentaron a varias decenas de jubilados y viudas del cuerpo y consiguieron su objetivo: el desahucio de esta mujer. Las normas del patronato son claras: los jubilados y las viudas deben abandonar estos pisos, destinados exclusivamente a guardias civiles en activo. Aunque hayan vivido en ellos 20 años.

La actuación policial de ayer fue duramente criticada por Izquierda Unida. Miembros del gabinete de prensa de esta coalición, con una oficina cercana al lugar del desahucio, calificaron la operación como "bárbaro y salvaje apaleamiento de un grupo de ancianas por parte de la Policía Nacional".

También denuncian que a causa de la intervención "una persona resultó herida y conducida al hospital y varias mujeres con fuertes golpes en la cara y las piernas". Fuentes de la Policía Nacional aseguran que "en la operación no ha habido heridos porque no se realizó ninguna carga, únicamente se abrió un pasillo entre los que impedían la entrada de los agentes judiciales al inmueble y se detuvo a tres personas que se resistían".

Julia López ya había recibido una orden de desalojo a comienzos de año. Entonces la salvó un certificado médico que daba cuenta de su "estrés nervioso". En abril fueron sus vecinos de bloque los que impidieron la actuación de los agentes judiciales. Se parapetaron en la entrada, cerraron el portal con candado e impidieron el acceso a los funcionarios del juzgado.

Este desalojo es el primero de un total de más de setenta previstos entre los números 1 y 13 de la calle de Sotomayor, edificios habitado por viudas y retirados de la Guardia Civil, según informa Efe. La vivienda de Julia López ya ha quedado precintada.

El lunes tendrá que retirar de ella todos los muebles que ha ido acumulando durante el cuarto de siglo en que la ha habitado. De momento, se irá a vivir a la casa de su hijo. Otras tendrán menos suerte.

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