La Cuadra recrea en el escenario la pasión de Picasso por Andalucía
El montaje abrirá la VII Bienal de Arte Flamenco de Sevilla
"Lo meció una gitana con diez pinceles, cinco de color rojo y cinco verdes", dice la nana que Salvador Távora, director de La Cuadra de Sevilla, le dedica a un Picasso recién nacido, alumbrado por luces cristiana, musulmana y judía. Picasso andaluz o la muerte del minotauro, una producción que se estrenará en Perpiñán (Francia) el próximo día 13 y podrá verse en Sevilla el 14 de septiembre, pretende construir una nueva imagen del pintor malagueño "por vía de la emoción, dejando a un lado la aproximación intelectual".
Este nuevo montaje de Salvador Távora, que coincide contra celebración del vigésimo cumpleaños de La Cuadra, parte, como todos sus espectáculos anteriores, "de un sentimiento de dolor", y es, según su propia definición, "un apunte plástico y musical que se convierte en teatro". "No hay otro elemento que me lleve a crear que no sea el dolor; quizá soy un andaluz atípico, pero todo mi trabajo parte de un desgarramiento interior", dice Salvador Távora.Picasso andaluz o la muerte del minotauro, en la que se mezclan música, cante, texto, ballet y acrobacias circenses, persigue destruir esa imagen de "rojo desarraigado y grosero que el franquismo nos dio de él", explica el fundador de La Cuadra. La obra, coproducida por la Expo, el Ayuntamiento de Perpiñán y la región Languedoc-Roussillon, ha contado con un presupuesto de más de 20 millones de pesetas y analiza la vida del pintor, resaltando sus raíces andaluzas.
A ritmo de pasodoble
"El trabajo de investigación previo me ha llevado a descubrir un andaluz muy dolido por encontrarse fuera de su tierra, y ésa es la imagen que he intentado rescatar", dice Távora. Desde su nacimiento, en Málaga, hasta su muerte, la vida de Pablo Ruiz Picasso va desgranándose ante los ojos del espectador durante una hora y media a ritmo de pasodoble, malagueñas, saetas o villancicos. La música, salvo algunos fragmentos de otros autores, es original de Távora y Vicente Sanchís, está interpretada por la Orquesta Ciudad de Málaga y el Coro de la ópera de Málaga. Del flamenco, interpretado en directo, se encargan el cantaor Manuel Vera y los guitarristas Manuel Berraquero y Antonio Moreno.El entorno cultural en que nace el pintor, el encuentro con su primera mujer -Olga Koklova- y el ballet clásico, la ruptura, la fascinación por el mundo del toro y el circo -evocado gracias a tres acróbatas presentes durante toda la función- van sucediéndose hasta llegar al encuentro con Jacqueline y la muerte. Picasso está en escena reencarnado en el minotauro.
La propuesta escénica de Távora para este espectáculo, el décimo en su carrera teatral, parte de la estética de la Semana Santa sevillana. Las piezas, similares a las de los pasos, realizadas por el orfebre Jesús María Domínguez, y las esculturas de Nicomedes conviven con un amplio vesturario diseñado por el colectivo Fridor.
Picasso andaluz se representará en el Teatro Central de La Cartuja el 14 y 15 de septiembre, dentro del Ciclo de Autores de Teatro Español Contemporáneo, que coordina Adolfo Marsillach. Este mismo espectáculo abrirá la VII Bienal de Arte Flamenco de Sevilla sustituyendo a Ritual andaluz, el montaje que tenía previsto dirigir Távora con Camarón y Curro Romero en la plaza de toros de la Maestranza. "Estoy muy satisfecho con la decisión de Marsillach de incluir uno de mis montajes dentro de un ciclo de autor. Esta es la primera vez que se considera a una puesta como autoría teatral", señala Távora, para quien su trabajo es un "texto escénico".
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