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Juicio contra 171 integristas tunecinos por planear el asesinato del presidente Zine Ben Alí

Con gritos de "Alá es grande", el himno nacional y el rezo de algunos párrafos del Corán, se inició ayer ante el tribunal militar de Túnez el juicio contra 171 integristas, 44 de los cuales se encuentran huidos, pertenecientes a la organización islámica En-Nahda (Renacimiento), a los que se les acusa de haber planificado un golpe de Estado y los asesinatos del presidente de la república, Zine Ben Alí, y de diversos ministros y parlamentarios.

Mientras Argelia se prepara para juzgar el próximo domingo a los máximos dirigentes del partido integrista Frente Islámico de Salvación (FIS), Túnez abrió ayer el proceso contra la cúpula y un buen número de militantes del movimiento islámico En-Nahda, acusados de atentar contra la seguridad del Estado y de planear el asesinato del presidente de la república, y haber cometido asimismo otros 15 delitos relacionados con el orden público. Éste es el primer gran juicio que se celebra en Túnez contra una organización integrista tras la destitución de Habib Burguiba en 1987 y el acceso al poder de Zine Ben Alí.Entre los procesados, que comparecieron ayer ante el tribunal militar se encuentra una cincuentena de soldados y suboficiales pertenecientes a un grupúsculo del ala radical de En-Nahda, bautizada con el nombre de Grupo de Salvación. Estos militantes se habían infiltrado en diversos cuarteles y guarniciones con el objetivo de conseguir armas e información que facilitase el golpe de Estado, repitiendo así la operación fracasada en 1987. Para culminar con éxito la operación, se había planeado previamente asesinar al presidente.

Los integristas habían estudiado la posibilidad de matar a Zine Ben Alí en el invierno de 1991, disparando un misil Strínger contra el avión que debía conducirlo a China. El proyectil, que debía ser traído desde Argelia tenía que ser emplazado en la ciudad de Ghazala, según acordaron los técnicos después de un minucioso estudio. En previsión de un posible fracaso, según el acta de acusación, se había previsto una serie de acciones alternativas como el lanzamiento de comandos suicidas contra el palacio presidencial o la explosión de un coche bomba en un lugar de su itinerario habitual.

Detrás de estos planes criminales y del juicio que se inició ayer en Túnez se esconde el fracaso de una política de cohabitación pactada por los islamistas y Zine Ben Alí, cuando éste llegó al poder en noviembre de 1987. Entonces, se firmó un pacto con siete partidos de la oposición, incluidos los islamistas, y se amnistió a todos los integristas condenados por Burguiba.

Además, este proceso es la prueba de otro desastre político, más complicado y sibilino, diseñado por Burguiba, quien en 1970 potenció el movimiento islamista para aislar a las organizaciones de la oposición de izquierdas, que acosaban al partido socialista Desturiano, que monopolizaba desde la independencia la Administración del país. Burguiba logró decapitar a las organizaciones de izquierda, pero colocó los cimientos de la oleada islamista.

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