El G-7 quiere reforzar a Yeltsin, pero le exige que retire tropas del Báltico
Los líderes de los siete países más ricos del mundo recibieron ayer en Múnich al presidente ruso, Borís Yeltsin, con buenas palabras y la firme decisión de reforzar su papel político, pero sin aceptar su petición de una moratoria en el pago de la deuda externa de la antigua Unión Soviética y exigiendo, además, una "clara señal" sobre la pronta retirada militar de las tres repúblicas bálticas.
Los siete probablemente recuerdan aún lo que ocurrió hace un año en Londres. El entonces presidente de la ahora disuelta URSS, Mijaíl Gorbachov, se fue de vacío de la cumbre del G-7 y, al mes siguiente, los sectores duros del régimen dieron un golpe de Estado. Esos mismos temores no parecen hoy totalmente disipados. De hecho, "razones de política interior" han llevado a Yeltsin a aplazar su visita a España, prevista para agosto, según informaron ayer fuentes de la presidencia rusa.El secretario de Estado de EE UU, James Baker, aseguraba anoche que la concesión a Rusia de 1.000 millones de dólares por el Fondo Monetario Internacional "abre la puerta a una generosa ayuda adicional", pero remite al Club de París el estudio de un calendario de renegociación de la deuda, frente a la pretensión de Yeltsin de que se concediera ya una moratoria indefinida.
Los siete prestaron también un gran interés a la situación en la antigua Yugoslavia y propusieron celebrar una conferencia de paz que incluya tanto a los participantes en la que actualmente preside lord Carrington como a la CE, la ONU y "otras partes implicadas en el conflicto". Se vuelve a hablar de intervención militar "si se pone en peligro la vida de aquellas personas que trabajan en las operaciones de ayuda humanitaria". Sin embargo, como en ocasiones anteriores, se remite la decisión última al Consejo de Seguridad de la ONU.
El ministro español de Exteriores, Javier Solana, dijo ayer que en la reunión de la Unión Europea Occidental del próximo viernes en Helsinki se decidirá muy probablemente la imposición de una vigilancia naval del embargo a Serbia y Montenegro, en colaboración con EE UU.
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