_
_
_
_
_

A la conquista de Chihuahua

La derecha espera gobernar en el mayor Estado de México si hay elecciones limpias

La oposición en México ha aprendido a hacerse con el poder de dos formas: ganando las elecciones siempre que se lo permita la poderosa maquinaria del Partido Revolucionario Institucional (PRI), o levantando tal estruendo que obligue al presidente de la República a tomar cartas a su favor. Lo primero ocurrió en 1990 en Baja California Norte, y lo segundo, el año pasado en Guanajuato, los dos únicos Estados que gobierna el derechista Partido de Acción Nacional (PAN). Ahora el PAN, con grandes posibilidades, se ha propuesto hacerse como sea con un tercer Estado, Chihuahua, que elige gobernador el próximo domingo.

Chihuahua es el Estado más grande de México, pese a que no sobrepasa los dos millones y medio de habitantes. Allí fue fusilado el cura Miguel Hidalgo, prócer de la independencia, y también por allí sentó sus reales Pancho Villa. Este Estado norteño mira más hacia Estados Unidos, de cuya frontera vive en gran parte, que hacia Ciudad de México, tan lejana en kilómetros como en costumbres o hábitos. Chihuahua tiene también mejores indicadores que el resto de México en cuanto a niveles de pobreza, emigración o población laboral activa. En un país donde desde hace 63 años gobierna hegemónicamente el PRI, Chihuahua es el Estado del PAN, la derecha conservadora mexicana, próxima a la Iglesia. Aquí se fundó el partido hace más de medio siglo, y en su capital, Chihuahua también, nació su actual presidente, el empresario Luis Héctor Álvarez.

El PAN sorprendió a México en 1983 haciéndose con los seis principales ayuntamientos de este Estado y configurándose como su primera fuerza política, por encima del todopoderoso PRI. En las elecciones de 1986, sin embargo, quedó borrado del mapa en un proceso considerado como fraudulento. Y es ahora, con un presidente como Carlos Salinas, que ofrece garantías de limpieza electoral, cuando el PAN no duda en que sus votantes le darán el triunfo y que cualquier práctica fraudulenta que pueda venir de los políticos locales del PRI va a tener en la presidencia de la República su principal oponente. "Es nuestra tercera liebre", asegura el dirigente panista Vicente Fox, al situar a Chihuahua como el próximo objetivo después de la Baja California Norte y Guanajuato.

El PRI local, según confiesa su coordinador de campaña, Ernesto Beyer, asegura tener ya apalabrados 435.000 votos de 1.211.000 censados en una operación llamada movilización para el triunfo electoral, que consiste en que 38.500 simpatizantes del partido, (los "promotores del voto"), se comprometen a llevar a las urnas entre 10 y 15 promovidos. Para el presidente estatal del PAN, Jorge Manzanera, éste es un disfraz de los tradicionales acarreos (enganche y traslado de votantes en grupo) del PRI.

Lo cierto es que, en Chihuahua, la batalla electoral está reñida y puede generar consecuencias imprevisibles si el actual Gobierno del Estado, en manos del PRI y responsable del proceso electoral, no opta por la imparcialidad. El PAN acaba de advertir que, si no se le reconoce el triunfo el 12 de julio, comenzará a hacer sonar las cacerolas "hasta romperle los tímpanos al país".

Con el mismo collar

La izquierda, sin posibilidad alguna en estas elecciones en Chihuahua, ha advertido que el PRI y el PAN representan lo mismo. Tanto Francisco Barrio (PAN) como José de Jesús Macías (PRI), si se diferencian en algo, es en el apoyo del empresariado. El primero cuenta con las simpatías de los grandes patronos, tradicionales aliados del poder establecido, y el segundo está respaldado por el empresario local. Ambos son contadores públicos, han sido alcaldes de Ciudad Juárez, la más populosa del Estado, y Macías, de 42 años, le lleva sólo dos a Barrio.El candidato panista cuenta con una organización sólida detrás, mientras que Macías tiene tras de sí a un PRI dividido por su candidatura, que fue impuesta por el gobernador Fernando Baeza. Los deseos de limpieza electoral de Carlos Salinas, que inicia el día 14 una gira por Estados Unidos y Europa, dejan a Baeza en una difícil situación. Si sus instrucciones no se cumplen, Baeza tendrá que dejar su carrera política, y si gana el PAN, no podrá volver a pisar el Estado.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_