Comienza en La 2 'El show de Tracey Ullman'
Escenas cómicas, números musicales y dibujos animados son algunos de los ingredientes de El show de Tracey Ullman (La 2, 1.15), un espectáculo del que salieron Los Simpson, antes de conseguir ser una serie autónoma, y por el que han pasado, con papel propio, desde Steven Spielberg e Isabella Rossellini a Mel Brooks y Glenn Close.
"Pregúntele a Tracey Ullman qué hora es y el malicioso y juguetón rostro de la comedianta británica se transformará en el Big Ben". Así resumía The New York Times la capacidad mimética y transformista de esta polivalente cómica a la que el diario proclamaba, tras su debú en 1987, "la reina de la skitcom y la más imaginativamente versátil intérprete" llegada a la televisión desde los dorados años cincuenta.
El programa de Ullman, galardonado ya con un Emmy, no es, efectivamente, una comedia de situación. Tampoco es la convencional comedia de escenas cómicas. Tiene más relación con ese tipo de sátira social, de cierta crueldad y sentido del absurdo, de raíces inconfundiblemente británicas. Julle Cavner, Sam McMurray y Dan Castellaneta le dan la réplica en las pequeñas piezas tragicómicas. A estos actores fijos se suman ocasionalmente personajes como Mel Brooks, Isabella Rossellini, Glenn Close o Steven Spielberg, que se convierten en humildes actores del show, antagonistas de Tracey Ullman dentro de esas minipiezas dramático-cómicas que son la médula del programa. Pero el mayor hallazgo es, sin duda, la capacidad mimética y transformista de Tracey Ullman, casi siempre en la piel de gente angustiada y con problemas.
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