El escándalo Ercros
LA SUSPENSIÓN de pagos de Ercros, SA, cabecera del principal grupo químico español del mismo nombre, y de su filial de fertilizantes FESA-Enfersa, que a su vez agrupa a varias empresas, constituye el primer episodio de una crisis en ese sector cuyo alcance real es difícil de estimar por el momento, pero en el que las impresiones conducen al vértigo de las cifras multimillonarias. Las dificultades para conseguir una refinanciación del pasivo con los principales acreedores y la negativa de los socios -el grupo KIO, principalmente- a realizar aportaciones adicionales son las causas inmediatas de que se haya instado la suspensión de pagos.Pero más allá de esas dificultades inmediatas con los bancos, los proveedores y la Administración, la amenaza que supone la situación del principal grupo químico del país exige que, independientemente del procedimiento concursal ahora iniciado, se esclarezcan las complicadas ramificaciones que desde hace años han tejido la actividad de ese grupo y de sus principales accionistas desde la creación de Ercros. El destino. de más, de 10.000 trabajadores, la estabilidad económica -en un momento que no es precisamente el más favorable-, la integridad del sistema bancario y en especial de las entidades públicas comprometidas con ese grupo, y, en última instancia, los recursos públicos puestos en juego -subvenciones y deudas con la Seguridad Social y Hacienda pública- exigen acciones más decididas que esa actitud de lamentación mostrada hasta ahora acerca del método bilateral empleado en las conversaciones con los acreedores.
Estamos ante algo más que una crisis financiera circunstancial de uno de los más importantes grupos empresariales del país. De su completo esclarecimiento, de la identificación de responsabilidades de sus accionistas y gestores desde que se produjera la fusión de ERT y Cros, de la investigación sobre cómo, cuándo, quién, por qué y en qué circunstancias se ha vaciado el grupo (vendido activos, cobrado comisiones, enterrado ayudas públicas, etcétera) y de la intervención de la justicia en base a las conclusiones que se saquen, depende no sólo la viabilidad de un sector clave para nuestra economía, sino la credibilidad del sistema en su conjunto. De lo contrario, los perfiles del escándalo en ciernes se impondrán una vez más a las exigencias de firmeza que situaciones como la planteada exigen.
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