Bailaores

Adrián y Joaquín Cortés son dos destacados miembros de esa generación de jóvenes ballaores que viene avasallando. Aquí la sala en pie les aclamó enardecida, después de una actuación constantemente jaleada y celebrada. Tienen todos los triunfos en la mano: atractivo físico, facultades de auténticos atletas y capacidad para hacer un baile que seduce de inmediato.Les falta, sin embargo, para convertirse en bailaores flamencos verdaderamente grandes recuperar algunas cosas esenciales de lo jondo. Por ejemplo, serenar el baile, reposarlo, enriquecerlo en profundidad, cercenar excesos que nada tienen que ver con lo flamenco.

Gerardo Núñez se ha convencido ya, parece ser, de que ése es el gran secreto de lo auténticamente jondo. Siendo desde hace años un extraordionario virtuoso, capacitado para hacer lo que le da la gana con las seis cuerdas de una guitarra, su toque nos emociona cada vez más, porque profundiza en la jondura, prescinde de los juegos de artificio y enriquece su propio discurso creador. Quede para la historia su toque por siguiriyas, estremecedor.