¿Conquista?, yo no

Todos sabemos cómo los espantosos ingleses mataron a los indios de Norteamérica como moscas, pero nunca imaginaba yo el contraste total que representa eso respecto a la conquista españolá del resto de los dos continentes hasta que vi el viernes la última entrega del programa El espejo en La 2.Yo, en mi ingenuidad, había imaginado que los españoles que fueron allí tenían también, como los ingleses, motivos de interés material. Nada de eso: ya he sido informado por los señores antropólogos e historiadores que hablaron sobre el tema: que el motivo principal no fue ni el oro ni la plata, sino la conversión de los indios al cristianismo (nada más laudable, ¿verdad?); que la conquista no era tal, sino una integración; que los españoles y los indígenas convivieron tan felices bajo el dominio español, que no se puede imaginar por qué éstos lo llevan tan crudo hoy (probablemente, porque no son ya los españoles quienes gobiernan en aquellas zonas).

Seguro que cuando protestó Bartolomé de las Casas por los malos tratos dados a los indígenas solamente quería decir no que pasaran tales cosas, sino que pudieran pasar. Y claro, con tal advertencia de un hombre de la Iglesia tan respetado, no pasó nada.

Y eso de trabajos forzados y esclavitud de indios en las minas y encomiendas no puede ser verdad, porque los invitados de la tele no dijeron nada de ello, ni siquiera pronunciaron una sola palabra que sugiriera que en algún momento pasé algo malo bajo la benéfica administración española de los territorios americanos: y son expertos, tienen títulos académicos y todo.

De todas formas, no importa si sí o no, porque es mucho más divertido criticar a los extranjeros (sobre todo a los ingleses, ¡gente tan horrible!) que al propio país. ¡Viva España! ¡Viva la leyenda rosa!-