Atrapados en el túnel del tiempo
La enloquecida escalada terrorista de ETA, que ha causado la muerte a niños y mujeres, es objeto de duras críticas por parte de Ignacio Aracama en su análisis. "Ignoro con qué sensibilidad recogerá la dirección las críticas que a buen seguro le irán llegando", dice, "pero, personalmente, pienso que este sistema de actuación no da resultados inmediatos, el precio a pagar va a ser enorme y me temo que, tal como van las cosas, desgraciadamente no tenemos el panorama como para esperar de ello nada positivo".El viejo activista cree que el efecto desestabilizador que ETA intentaba con "la utilización indiscriminada" de coches y cartas bomba para obligar así al Gobierno a negociar la entrada en vigor de la alternativa KAS ha tenido el efecto contrario. "Y, como en el túnel del tiempo, nos hemos quedado atrapados ante la imposibilidad de poder abandonar su poco menos que total exclusividad, so pena, claro está, de poner ante la mesa una serie de deficiencias que bien nos hemos guardado en ocultar", reconoce con sinceridad.
El autor de esta reflexión advierte que no quiere hacer "una lectura catastrofista" de la realidad de la organización terrorista. Pero deja entrever la necesidad de un replanteamiento total de sus métodos al decir que "cuando un barco hace agua y los parches que se le ponen no garantizan su gobernabilidad, ¿qué más racional que conducirlo a puerto, llevarlo al astillero y, tras examinar el alcance de sus fisuras, obrar en consecuencia?".
Pinche de cocina
En medio de grandes dudas, tras el fracaso de la mesa de negociación de Argel entre ETA y el Gobierno español, Macarlo se decantó por lo que él llama la "estrategia ortodoxa" y por "hacer una crítica detenida de las bases en que se sustenta y más concretamente de uno de sus pilares fundamentales: la incidencia que la acción de la lucha armada en estos momentos puede y debe tener para garantizar su eficacia". Aunque rechaza teorizar sobre la validez o no de la lucha armada, porque "uno no da ni para pinche de cocina y ese es un guisado que debe caer en manos exclusivas de un buen cocinero".
En la carta de 10 folios, escrita en ordenador, Ignacio Aracama, de 41 años, recuerda con evidente nostalgia sus primeros años de militancia clandestina, lo que quizás le hace añorar aquella ETA que, "siempre que las situaciones lo reclamaban, no dudaba en abandonar los viejos esquemas ya caducos y adoptar otros nuevos más acordes con el reflejo de la realidad". Recuerda cómo ETA desechó la vieja idea revolucionaria de alcanzar sus objetivos mediante la "insurrección popular" y añade que "no cabe duda que hoy aquella teoría nos haría reír".
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