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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cursillo del PNV

EL MODERADO optimismo de Arzalluz respecto al próximo fin de ETA está siendo avalado por la eficacia policial, pero no tanto por la actitud de los partidos, incluyendo el suyo. Las detenciones de los jefes terroristas, y su efecto desmoralizador en todo el entramado del radicalismo violento, es lo que está impidiendo a ETA sacar partido de la división existente entre las fuerzas políticas y del desconcierto que tal división suscita en la población. Todo ello es consecuencia del giro del Partido Nacionalista Vasco (PNV), sostenido por los socialistas, en relación a la autovía de Leizarán y, más genéricamente, a las relaciones con el mundo radical nucleado en torno a ETA. La aceptación de un marco estable de contactos que rompe la política de aislamiento de Herri-Batasuna (HB) ha suscitado reservas, especialmente en el Partido Popular (PP). Esa desconfianza ha aumentado a la vista del comunicado conjunto del PNV y HB en el que, a propósito de la reunión que celebrarán hoy en Bilbao, ambos interlocutores hablan de la búsqueda de un diagnóstico común sobre el "contencioso entre el pueblo vasco y el Estado español".Esa expresión, una metáfora sin base real que ETA incluye siempre en sus partes de guerra, figura también en un comunicado de la Mesa de Ajuria Enea de finales de 1991. Se incluyó por exigencia del partido de Garaikoetxea. Los, demás firmantes debieron de considerar que una palabra de más o de menos no iba muy lejos, pero ahora se ve que HB considera terreno conquistado cualquier concesión verbal de este tipo y pretende hacer de ella el punto de partida para una exculpación en toda regla de la violencia. Ese es su primer objetivo en las conversaciones, y uno de sus portavoces ya ha declarado que mientras no se dé respuesta satisfactoria a dicho contencioso "está justificada la presencia de una organización armada". Organización que, por su parte, advirtió ayer, en un escrito aparecido en el diario Egin, que si bien las conversaciones pueden "ser positivas para favorecer la salida negociada" de ese contencioso, el mismo sólo se resolverá mediante unas negociaciones políticas entre ETA y el Gobierno, y que, entretanto, "todos los frentes siguen abiertos". Incluyendo la búsqueda de, matanzas como la que intentaron provocar en Lerma horas antes de que el comunicado fuera difundido.

El escrito que enmarca la reunión de hoy habla también de la búsqueda de los "instrumentos que puedan conferir. al pueblo vasco el ejercicio de su soberanía". Nada de sorprendente hay en que dos partidos nacionalistas hablen de soberanía, por más que toda la evolución del PNV en los últimos años se dirige a la relativización de ese concepto en la perspectiva de la integración europea. Arriesgar esa evolución, a la que el PNV debe su actual papel central en el panorama político vasco -y buena parte de sus votos-, a cambio, de un acercamiento a los nuevos dirigentes de HB parece poco coherente. Si pese a ello cabe pensar que las conversaciones puedan tener alguna utilidad es porque las detencionesde los jefes de ETA, un factor no previsto cuando el PNV aceptó la oferta, han puesto al mundo radical vasco en una situación nueva que tal vez los haga más receptivos a voce s diferentes a la suya.

Los contactos podrían ser útiles entonces si se planitean como un cursillo de formación destinado a poner al día a los. estrategas de HB sobre lo que pasa en el mundo. Por ejemplo, que la combinación entre nacionalismo radical y marxismo en fascículos ya ha sido experimentada en Camboya; o que es difícil encontrar un asunto que interese menos a los vascos de hoy que el de la soberanía; pero que la experiencia yugoslava demuestra que si se pone suficiente empeño, la obsesión por ese asunto puede acabar provocando desastres que ni siquiera Artapalo hubiera imaginado.

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