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La Paz y el Vicente Calderón fueron construidos con cemento aluminoso

Javier Casqueiro

La Paz y el estadio Vicente Calderón fueron construidos con viguetas de cemento aluminoso. Este material fue aportado a las constructoras por una empresa de elementos pretensados ya desaparecida que además levantó varios poblados de viviendas sociales. En Madrid hay más edificios con estas vigas en sus estructuras. El Ayuntamiento ha localizado siete en una primera comprobación, pero evita el alarmismo: "El clima no es el más adecuado para que se reproduzca la aluminosis [enfermedad del cemento aluminoso], pero sí puede ocurrir la afección en un microclima".

La empresa Sociedad Anónima de Hormigones Especiales (SAHE) fue fundada en 1951 por el ingeniero de caminos Carmelo Monzón Reparaz, número uno de su promoción, para suministrar a las constructoras elementos pretensados. El negocio, en pocos años, fue un éxito. La empresa SAHE alcanzó su apogeo en la década de los sesenta, cuando limitó su producción casi exclusivamente a un tipo de viguetas con cemento fundido (aluminoso) muy resistente, casi el doble que el normal tipo Portland. Este cemento estuvo permitido hasta 1980. La empresa SAHE desapareció mucho antes.Las vigas de cemento aluminoso costaban tres veces más que las normales, pero ofrecían un problema: necesitaban un forjado a baja temperatura (con continuos riegos) para evitar su corrosión, ya que se precipitaba en zonas húmedas. La porosidad del hormigón aumenta en este cemento hasta un 40% y facilita la actuación degradadora del agua en suspensión y de los cloruros (sales).

Utilización masiva

La empresa SAHE, según la publicidad por catálogos que facilitó en esos años a los arquitectos colegiados, participó en la construcción de numerosos edificios en Madrid y en otras ciudades de España, según ha ratificado a este periódico su director administrativo y según diversas fuentes especializadas del sector.Algunas de estas construcciones son tan significativas como el hospital de La Paz, el Vicente Calderón, la escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid, la plaza de toros de Jaén, el parador nacional de Torremolinos, importantes hoteles canarios o no pocos inmuebles madrileños de viviendas.

Entre estos últimos hay constancia oficial de la colaboración de SAHE en los siguientes bloques: portales número 50 y 52 de la calle de las Islas Filipinas, antiguos números 11 y 13 de Reina Victoria, antiguo 211 de la calle del General Mola (ahora Príncipe de Vergara), antuguo 86 del paseo de la Castellana, número 25 de la calle del Darro, varios en la carretera de Extremadura y bastantes naves industriales en toda España.

El director administrativo de SAHE, el único directivo de la empresa con vida, ratifica el uso masivo de estas viguetas en todo tipo de construcciones y en poblados de viviendas sociales, como Nuestra Señora de los Ángeles (unos 60.000 metros cuadrados de construcción) y Virgen de Begoña (50.000). Entre estas dos unidades suman, según fuentes municipales, unas 1.800 viviendas.

El actual alcalde de Pozuelo, el arquitecto José Martín Crespo, las utilizó también para montar un poblado de casi un millar de infraviviendas de planta baja inaugurado por Francisco Franco un 18 de julio en Villaverde. Martín Crespo, que debutaba casi con esa obra como arquitecto, cree que el poblado ha sido derribado y se ha olvidado del material que usó. "Franco estaba muy cabreado", recuerda.

El directivo de SAHE especifica que la empresa avisó entonces tanto a los institutos oficiales de control de la construcción (Eduardo Torroja) como a la Administración de los peligros de las viguetas si no se cumplían en su fabricación unas determinadas condiciones muy estrictas. "Nosotros las fabricábamos bien, pero es que entonces surgieron mil empresas que nos copiaban sin ningún control y que nos acusaban de querer monopolizar el mercado". "Yo espero que los casos de aluminosis detectados se deban a una mala fabricación, porque si no el problema no te lo puedes ni imaginar".

El Ayuntamiento de Madrid, que participará esta semana, con organismos públicos y privados relacionados con la calidad en la construcción, en unas jornadas sobre los efectos de la aluminosis -la enfermedad del cemento aluminoso-, ha localizado siete manzanas "de relativa importancia" en la ciudad en las que se utilizaron viguetas de cemento aluminoso. Esto no quiere decir que la aluminosis se haya manifestado o tenga forzosamente que hacerlo.

Las viguetas detectadas en estas casas fueron suministradas por SAHE o por otra empresa y son como las observadas en el edificio Corea, en el paseo de la Castellana. En esta manzana, de 18 portales y donde viven unas 500 familias, se comprobó el primer caso de aluminosis de Madrid.

Un clima poco propenso

Fernando Macías, el jefe de la sección municipal de Edificación Deficiente, evita el alarmismo ante el problema de la aluminosis. Macías reclama al Ministerio de Obras Públicas "un tratamiento jurídico y económico para Madrid similar al otorgado en Cataluña y Canarias" para investigar la posible localización del cemento aluminoso en la ciudad. El ministerio destinó para esas dos comunidades 12.000 y 6.000 millones de pesetas, respectivamente.

Macías señala que el Ayuntamiento está interesado en encontrar urgentemente los edificios construidos con, cemento aluminoso: "Aunque el clima de Madrid no es el más adecuado para que se reproduzca la aluminosis, sí puede ocurrir la afección en un microclima". Además, el jefe de la sección de Edificación Deficiente recuerda que la enfermedad se ha reproducido hasta ahora sobre todo en zonas costeras, "auque puede recrearse artificialmente en cualquier lado en puntos muy húmedos".

"Siempre que hay cemento aluminoso se produce conversión, aunque más tardíamente en Madrid que en la costa", asegura Macías.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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