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Atenúa su condena por ofrecer un cigarrillo a su suegra después de apuñalarla

Un tribunal ha condenado a Antonio Arincón a cinco años de cárcel por las lesiones que causó a su suegra, pero ha desestimado la acusación de asesinato frustrado formulada por el fiscal porque, tras asestarla varias puñaladas, se fumaron un cigarrillo juntos y conversaron hasta la llegada de la policía. Para el tribunal, el procesado no abusó de su superioridad sobre la víctima.La Audiencia de Barcelona entendió que el procesado, para quien el fiscal pedía 20 años de cárcel, tuvo la oportunidad de matar a su suegra tras dejarla malherida, pero no lo hizo y cesó en su agresión porque la lesionada le pidió un cigarrillo.

Los hechos ocurrieron el 18 de septiembre de 1990, cuando Arincón entró en el domicilio de su suegra, Julia Pomposo, de 70 años, y sin mediar palabra extrajo un cuchillo de monte y le asestó varias puñaladas.

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