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Perot sigue 'robando' votos a Clinton y Bush

Antonio Caño

El multimillonario tejano Ross Perot sigue ganando votos en las elecciones primarias de diversos Estados, incluso sin ser todavía oficialmente candidato. El pasado martes, en Kentucky, el demócrata Bill Clinton y el republicano George Bush, seguros candidatos por sus partidos, se impusieron fácilmente, pero cerca del 30% de los votos fueron "no comprometidos", lo que en la práctica casi supone que respaldan a Perot, el tercer hombre que aún no ha decidio si se presentará o no como candidato independiente. Algo parecido ocurrió en las primarias de Arkansas, donde, a pesar de vencer holgadamente Bush y Clinton al frente de sus candidaturas, más de un 25% no tuvo destinatario y podría ser atraído por Perot.

Dicen los periodistas que siguen la campaña electoral de Bill Clinton que el aspirante demócrata a la presidencia lleva varios días abatido, desorientado y sorprendido al comprobar cómo un intruso en la arena política, H. Ross Perot, le roba su papel de candidato del cambio. La preocupación es compartida por la Casa Blanca, cuyo portavoz, Marlin Fitzwater, se ha referido al millonario tejano con ambiciones presidenciales como "un monstruo" y "un peligro" para el país. Los temores de los dos partidos tradicionales está bastante justificados.

Desde que hace tres meses insinuó sus intenciones de participar en la carrera electoral, el ascenso de Ross Perot en las encuestas ha sido meteórico. En Tejas, de donde procede y donde tiene su organización, es el político más popular del Estado. En California, donde se celebran elecciones primarias el próximo martes, ha borrado literalmente a George Bush y a Bill Clinton, y los supera con creces en todos los sondeos. Lo mismo ocurrió la pasada semana en el Estado de Washington, y todo indica que se repetirá en Nueva Jersey, donde también hay elecciones el 2 de junio.

Casi todos los observadores coinciden en que hace tiempo que en esta sociedad no se producía un movimiento espontáneo de respaldo a un candidato como el que se ha dado en torno a este personaje, cuyo populismo y aventurerismo político pone los pelos de punta a los sectores más sensatos de la nación.

Efecto multiplicador

Incluso antes de que anuncie formalmente su participación en las elecciones presidenciales de noviembre como candidato independiente, el fenómeno Perot acapara la atención del mundo político norteamericano, que únicamente confía en que el globo tan rápidamente inflado se deshinche una vez que el controvertido hombre de negocios tenga que descender al debate público sobre su programa político. Por el momento, la sombra de Perot, con su imagen de visionario salvador que promete poner orden en Washington, aumenta las dudas sobre las actitudes de Clinton y daña aún más la debilitada popularidad de Bush. "Este tipo, este cowboy que llega a la ciudad a lomos de su caballo, resulta tremendamente seductor para la gente de este Estado", advierte un profesor de la Universidad del Sur de California.

El boom Perot en California puede tener un efecto multiplicador por la capacidad de influencia de ese Estado, el más poblado del país. Hasta ahora, el más amenazado parece ser Clinton, convertido en el tercero en discordia, casi 10 puntos por detrás de Perot. "Aquí el debate es sobre si Perot lo haría mejor que Bush; nadie se acuerda de Clinton", afirma un columnista del diario en español La Opinión, de Los Ángeles.

El candidato demócrata ha tenido que modificar su campafia para hacerla más anti-establishment, más próxima a las posiciones de Perot. En su último anuncio por televisión Clinton afirma: "Ambos partidos en Washington han fracasado. Intentaremos poner en práctica ideas que ningún partido ha expuesto antes".

Discretamente apartado de la polémica hasta ahora, el equipo de Bush ha tenido que salir también a poner freno a Perot en un Estado que en las últimas elecciones fue un reducto republicano. "Confiamos en que la gente se dé cuenta en algún momento de la clase de monstruo que está comprando", dijo Marlin Fitzwater en una entrevista publicada en el diario Los Angeles Times.

Los principales medios de comunicación del país intentan desde hace semanas desenmascarar la imagen de Perot como un hombre honesto, un empresario de éxito que quiere desmontar la, según él, corrompida estructura política tradicional. Antiguos asesores de Richard Nixon, el presidente a quien más estuvo vinculado Perot, aseguran que el multimillonario de 61 años nunca llegó a cumplir las promesas que hizo a aquella Administración republicana de ayudar a los prisioneros de la guerra de Vietnam.

Ross Perot, por ahora, no reacciona a todos estos ataques. Protegido bajo su argumento de que todavía no es candidato oficial, juega a dejar que sus rivales se desgasten sin enseñar del todo sus bazas, entre las que destaca una cuenta corriente capaz de invertir, según él mismo ha anunciado, 100 millones de dólares en su carrera presidencial.

Perot no tiene un programa definido, pero no parece que eso importe a muchos. "El único espacio que los californianos dedican ahora a la política se lo dedican a Perot", opina uno de los autores de las encuestas recientes.

Republicanos y demócratas cuentan con que, como manda la tradición de otras candidaturas independientes, Ross Perot se hunda en octubre, cuando los electores tengan que pensar en serio sobre a quien quieren llevar a la Casa Blanca.

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