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El Papa sitúa al Opus como eje de la nueva evangelizacion en una audiencia sin precedentes

"Los cristianos están llamados a colaborar en una nueva evangelización que impregne los hogares, los ambientes profesionales, los centros de cultura y trabajo, los medios de comunicación, la vida pública y privada, de los valores evangélicos que son fuente de paz y de hermandad", dijo ayer el Papa en la audiencia multitudinaria que, sin precedentes, concedió en la plaza de San Pedro a los seguidores de Josemaría Escrivá de Balaguer, beatificado la víspera. Unas 120.000 personas cantaron Cumpleaños feliz a Juan Pablo II, que ayer celebraba su 72º aniversario. Mientras, la Embajada de España en Roma negó ayer que algún miembro de la Casa Real haya formado parte de la delegación oficial.

El acto era excepcional, porque no se recuerdan precedentes de que un Papa haya accedido a descender a la plaza para celebrar la audiencia habitual a los peregrinos que acuden a una beatificación en Roma. Lo normal es que el Pontífice reciba sólo a una representación de ellos en una sala del Vaticano, como ayer hizo Juan Pablo II con un centenar de devotos de Giuseppina Bakhita, la monja sudanesa beatificada también el domingo, que sobre 1 as diez de la mañana entraron a su audiencia.Tampoco es frecuente, aunque esto sí había ocurrido antes, que el Obispo de Roma preste su plaza a un prelado extranjero para que diga misa, como hizo ayer el del Opus Dei, Álvaro del Portillo, quien agradeció esta "benevolencia".

Casi todos los presentes ayer en la plaza de San Pedro parecían, pues, o miembros del Opus o personas que, por razones familiares o escolares, se mueven en la órbita de esa organización. Esto valía incluso para la bien nutrida tribuna de prensa, ya que nunca se había visto un grupo de acreditados por la oficina de prensa vaticana tan devotos y entusiastas.

Joaquín Navarro Valls, director de esa oficina y miembro pleno del Opus Dei, recibió ayer una llamada del embajador de España ante la Santa Sede, Jesús Ezquerra, para que rectificara una noticia difundida el domingo por su despacho según la cual la "delegación oficial española" que asistió a la beatificación habría incluido "21 miembros de la Casa Real". Ningún miembro de la Casa Real española formó parte de una delegación integrada sólo por seis personas, aunque funcionarios y ex fucionarios de dicha Casa, como el almirante Fernando Poole o Nicolás de Cotoner, marqués de Mondéjar, sí asistieron al acto de forma privada. Sobre el origen del error de la oficina de prensa vaticana no ha habido ninguna explicación clara.

El Papa pidió a la audiencia una sociedad más justa y equitativa". También le recordó que "es necesario que toda acción evangelizadora esté coordinada e integrada en los planes pastorales de las propias comunidades diocesanas".

También dijo que "la llamada de la santidad no es un privilegio ni va dirigida solamente a unos pocos", un tema del que también se hizo eco en su homilía el prelado, Álvaro del Portillo, de esta organización, calificada con frecuencia de elitista. Portillo habló en italiano, español y latín, y el Papa, en Italianos, español, francés e inglés.

La masa, advertida por un presentador del acto de cuándo debía aplaudir y de qué fórmulas de acogida debería utilizar para el Papa, le correspondió cantándole Cumpleaños feliz en inglés, español e italiano, mientras el Pontífice recorría la plaza en coche descubierto.

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