La corrida estuvo al, borde de la suspensión
El presidente de los veterinarios tuvo que intervenir para evitar el escándalo
JUAN MORA, La corrida de ayer estuvo, como las anteriores, amenazada por el plante de picadores, tras rechazar los veterinarios los caballos que se le presentaron para salir al ruedo. La posibilidad de suspensión cobró esta vez mayor fuerza porque el resto de las cuadrillas se solidarizó con los picadores y a mediodía tuvieron que intervenir instancias superiores para evitar el escándalo, que ya alcanzaba proporciones considerables. El ministro Corcuera manifestó a EL PAÍS que los picadores deben tener paciencia.
Ayer lo que se discutía no era el peso de los caballos (650 kilos es el máximo que autoriza el reglamento) sino la raza. Ésta no puede ser tráccionadora y el término origina una profunda disparidad de criterios que un día sí y otro también pone la corrida al borde de la suspensión. Porque se discute de algo tan sutil como los cruces que tiene y cuál de ellos ha predominado.Los tres veterinarios que estaban ayer de servicio en la plaza, Juan Merchante, Juan García y Felipe Sánchez, no autorizaron la salida al ruedo de los caballos que les presentaron los picadores. Éstos, entonces, alegando que no había sucedido lo mismo en corridas anteriores y que se ajustaban, por tanto, al nuevo reglamento, aseguraron que no salían a la plaza. Las cuadrillás les apoyaron y el sorteo de los toros no se pudo realizar.
Las horas pasaban y el público que, a cientos, acude a presenciar el apartado de la corrida, se empezó a impacientar. Todo transcurría a su vista, en el patio de caballos, mientrás guardaba cola. Gente que iba y venía, puertas que se cerraban de un portazo, caballos que salían a dar vueltas y vueltas, voces altisonantes... aquello era el caos.
Los veterinarios se quejaban de que los picadores tenían ya todo preparado para hacer un plante en, la corrida de mayor expectación en lo que va de feria. Y éstos basaban su plante en que no estaban dispuestos a ofrecer el espectáculo que creen que se les ha reservado en la fiesta, ser derribados cada vez que acuda el toro.
"Como animales"
Mejorcito decía: "Nos sentimos tratados peor que los animales, porque seguro que cuando uno de nosotros salte por los aires el público aplaudirá; en cambio, cuando un toro cornee a un caballo se pedirá entonces mayor protección para ellos".
La posibilidad de que la corrida no se celebrase iba en aumento. Y la indignación del público que presenciaba aquel escándalo, también. El subsecretario del ministerio del Interior, Santiago Varela, y el presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios, Antonio Borregón, tuvieron conocimiento del tema y éste se personó en la plaza. Autorizó la salida al ruedo de ocho caballos que le presentaron, no sólo para la tarde de ayer, sino para toda la feria, solución que sirvió para acabar con el plante de las cuadrillas, pero no con el recelo de los picadores a lo que pasará después.
Éstos argumentan que luego, en el verano, llegarán las corridas más duras y quizá se encuentren sin apoyo para montar las cabalgaduras que ellos desean. Los picadores seguirán tratando de forzar una negociación.
El ministro Corcuera, que acudió a la corrida, aseguró que el reglamento ni se va a cambiar,, ni se va a revisar: 'Tos picadores han pasado de salir a la plaza con caballos de 900 kilos a otros con 650. Y lo van a seguir haciendo. Para eso tiene que saber montar y no lo van a aprender en un minuto".
Babelia
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