Un espartano para, Malacañang
El general Fidel Ramos, de 64 años, se formó en la academia militar norteamericana de West Point y se graduó en Ingeniería de Caminos en la Universidad de Iinois. Es protestante en un país en el que el 80% de, los ciudadanos, son católicos y la Iglesia católica cumple un importante papel. Está casado y tiene cinco hijos. Tiene fama de austero, -no bebe y no le gustan los lujos. Según su hoja de servicios en el Ejército, participó en la guerra de Corea y en la lucha contra la guerrilla comunista en la provincia de Luzón, y dirigió el contingente filipino Grupo de Acción Cívica en Vietnam.Colaboró con Ferdinand Marcos, primo segundo suyo, en la implantación de la ley marcial que rigió en el país desde 1972 a 1981 y se cuenta que el dictador, en agradecimiento, le regaló un Rolex de oro. Pero su relación con Marcos no le impidió que, tras el fraude electoral de febrero de 1986, cuando ocupaba la jefatura del Alto Estado Mayor, encabezara con el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile, el golpe de Estado a consecuencia del cual acabó por llegar al palacio presidencial de Malacañang Corazón Aquino, el ama de casa convertida en primera dama al ocupar el hueco dejado por el asesinato en 1983 dé su esposo, Benigno Aquino.
Aquel golpe fue promovido por el -Movimiento Reformista, integrado por jóvenes oficiales que aspiraban a dignificar el Ejército filipino y acabar con la corrupción y los abusos de Poder, endémicos en una institución puesta a su servicio personal por el dictador.
Ministro de Defensa desde enero de 1988, el ahora máximo aspirante a la presidencia ha abortado seis intentos de golpe de Estado contra la democracia y ha apoyado siempre a la presidenta Corazón Aquino. En agosto de 1988 escapó ileso de un atentado en un restaurante de Manila. El 11 de julio de 1991, Ramos presentó su dimisión para preparar su candidatura a esta carrera presidencial. Aquino renunció el pasado 23 de enero pasado a presentarse para un, nuevo mandato y dio entonces públicamente su apoyo a Fidel Ramos, quien ha puesto su vida política en manos de la presidenta saliente y parece haber acertado de pleno.
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