Exérgesis de la pobreza
Los valores se orientaron en la economía real más que en los índices de los mercados internacionales de referencia. La conexión fue automática, sin el concurso del mítico tiempo real, capaz de conectar las órdenes lanzadas entre las riberas del Atlántico."Recordad que el tiempo es oro", dijo Benjamin Franklin en su Consejo a un joven comerciante. Una reflexión que se elevó a la categoría de axioma con reverberaciones en todo el planeta, aunque, por fortuna, la latitud meridional se arrulla a diario para conjurarla. "Si retiramos lo de el tiempo es oro, ¿qué queda de la pobre Inglaterra?', escribió Victor Hugo en una exégesis de la pobreza. Entonces, era ya demasiado tarde; en realidad, el autor de El manifiesto romántico exploraba la disociación del hombre moderno sin ninguna posibilidad de influir en lo que más adelante se ha dado en llamar el espíritu del capitalismo.
ToViar a Franklin como punto de partida para analizar las bolsas es apenas un recurso con el sello obligado de la moderna telemática. Arranca, además, en la consideración de que la comunicación entre los mercados ha convertido al mundo en una aldea glóbal
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