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Vecinos de Leganés se oponen a la construcción de un aparcamiento

La construcción de un aparcamiento en la calle Panadés ha provocado un grave conflicto vecinal en Zarzaquemada, un barrio de Leganés (172.000 habitantes). Los vecinos, que se oponen a las obras por considerar que suponen un peligro para sus viviendas, impiden desde el lunes el paso de máquinas y trabajadores. Ayer por la mañana se produjeron los primeros forcejeos y empujones con la policía. El enfrentamiento con los cooperativistas que van hacer el suberráneo, vecinos también de Zarzaquemada, ha llevado a que se intercambien insultos, amenazas y denuncias ante el juzgado.Antonio Mañas, portavoz del movimiento opositor al estacionamiento, fue desalojado del pleno municipal ayer por la mañana y conducido a comisaría después de interrumpir la sesión con insultos a la corporación municipal. Mañas fue puesto en libertad a las siete de la tarde.

Los vecinos que impiden las obras responsabilizan de la situación al alcalde, el socialista José Luis Pérez Ráez, y al concejal de Urbanismo. "Esto va a ser una batalla campal, nos vamos a matar los unos a los otros", manifiesta Loli Alonso Celester, portavoz de los opositores. Los cooperativistas mantienen que el aparcamiento debe iniciarse porque tiene la correspondiente licencia de obras.

Aunque algunos bloques de viviendas tienen grietas en las fachadas antes de que empiecen las obras, el estudio geotécnico realizado del Ayuntamiento y el informe del arquitecto municipal avalan que el aparcamiento no ocasionará grietas en las viviendas. En la manzana en cuestión viven 400 familias.

Isidoro Herrero, concejal de Urbanismo, indica que no hay informes que detecten peligro para los bloques, que llevan construidos 18 años. "Si hubiese algún proyecto técnico que indicase que es inviable porque puede haber algún riesgo para las personas o los edificios, paralizaríamos las obras".

El Ayuntamiento ha propuesto que un técnico de la confianza de los vecinos controle la construcción del aparcamiento. El proyecto de subterráneo, en régimen de cooperativa, tiene 431 plazas en tres plantas. Los vecinos aceptarían la obra si aumenta de cinco a 10 metros la distancia hasta las viviendas, se suprime una de las plantas y se reducen a 230 las plazas.

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