¡Renfe, que te parta un rayo!
¿Hasta cuándo, Renfe, vas a seguir abusando de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo seguirás vistiéndote de Empresa Privada y manejando con esa cara el Criterio de la Rentabilidad para cumplir las órdenes del Señor y jorobiar a la gente viva?¿Te parecía poco haber estado quince años cerrando líneas y suprimiendo trenes, que mal que bien servían a la gente, por la monserga de que no eran rentables para ti, ricura, como si hubieras venido al mundo para eso, no para cuidar y aumentar los ferrocarriles, no, sino para quitar trenes y cortar tráfico ferroviario y condenar a la gente y sus mercancías a los autobuses, a los camionazos y al auto personal?
¿Te parecía poco con eso, que ahora encima dicen que quieres también suprimir los trenes de correo, los expresos nocturnos con sus grandes vagones postales y sus funcionarios haciendo en ellos la distribución del correo sobre la marcha?¿Por qué, Renfe, por qué? ¿También porque te es poco rentable encargarte del transporte del correo? ¿Tienes ya ideados avioncitos o camioncitos postales sustitutos que vengan a aumentar el siniestro tráfico nocturno de las autopistas? ¿Estás ya al habla con Agencias de transporte que te releven en el servicio y se encarguen de que funcione peor todavía el correo, casi el único servicio que funcionaba bien en este mundo y que tú y tus compinches os habéis dedicado a hacer que funcione cada vez peor? ¿O es que acaso habéis descubierto que el correo, en la Era de los Ordenadores y los Faxes, tampoco es ya rentable? ¿O tienes tú misma preparados ya camioncitos postales, como tenías autobuses de línea para reemplazar a los trenecitos no rentables suprimidos, para ponerles en la chapa R. E. N. F. E. y todo, para más I. N. R. I.?
Pero a ti ¿qué te importa el servicio de correos ni los trenes ni el transporte ni la gente? ¿Verdad, ricura, Ejecutiva de Dios, que a ti lo que te importa es la Renfe, que siga existiendo y que se porte corno una buena Empresa, con sus Criterios de Rentabilidad, como Dios manda? ¿Es que vas a estar tú, Marquesa, para el servicio de la gente? ¡Ja! Pero ¿te imaginas tú, manageresa, lo que a la gente y a los trenes nos importa que tú existas ni que dejes de existir?
Y ¿qué sorpresa nos tienes preparada para después de ésta? ¿Qué otro trocito de ferrocarril que cortamos por falta de rentabilidad, qué tramo de vía de hierro que desmontar, qué más trenecitos que machacar en sacrificio al Señor del Auto y a su viejísimo Futuro? ¿Te vas a poner a ahorrar algún otro piquito a costa del servicio de la gente, a ver si compensas los dos millones de millones del esperpento del Alta Velocidad (a ése no hay que pedirle rentabilidad, ¿verdad, preciosa?), que con la centésima parte se habrían cubierto todas las faltas de rentabilidad de que te quejas y manejas?
A ti, nacida para destruir el ferrocarril de la gente y servir al ideal del Auto de Dios muerto, a ti, Renfe, ¡que te parta un rayo! O más bien, como de lo alto no va a caerte nada, porque ahí tienes enchufe, ¡que te trague la santa tierra para siempre!
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