La M-30 es más rápida en el sentido de las agujas del reloj
Treinta minutos para 32 kilómetros. Eso es lo que puede tardar un turismo a las dos, a las ocho de la tarde y -a las nueve y media de la noche en recorrer la M-30, que está terminada desde hace casi un mes. Eso sí, el conductor ha de respetar la normativa y no rebasar los 90 kilómetros por hora, que es la velocidad permitida en esta vía. Si lo hace así, verá que algunos le pitan y que casi todos los coches se saltan la ley cuando los atascos y los semáforos desaparecen.A las ocho de la mañana, en pleno ajetreo hacia el trabajo, la cosa cambia. Alguien que salga del puente de Ventas en dirección contraria a las agujas del reloj (hacia el Norte) tardará una hora y ocho minutos en volver al punto de partida. Por el camino habrá descubierto muchas grúas aguardando un accidente, siete vehículos con sirenas apartando compañeros de calzada, escasos controles policiales y varios errores de peso en la construcción de esta autovía. Especialmente en la zona norte.
. Por ejemplo, el conductor -puede verse de sopetón en la carretera N-I (Madrid-Burgos) a causa de la pésima señalización de los paneles informativos del pudo de Manoteras, que sólo le alertan de una inconcreta salida, a Colmenar o al puerto de Navacerrada. Puede entrar de nuevo en Madrid, por el paseo de la Castellana, por el mismo defecto en el nudo norte (La Paz).
Dos redactores de este periódico recorrieron en ambos sentidos la M-30 durante varios días y extrajeron al menos una conclusión: la circunvalación funciona con fluidez en casi todo su recorrido durante el día menos a primera hora, entre las siete y las nueve y media de la mañana, cuando está intransitable y congestionada en su mitad sur y en los dos nudos del norte.
El automovilista que hizo los recorridos en la dirección de las agujas del reloj, de Norte a Sur, llegó siempre antes que el otro. En concreto, a primera hora, casi 30 minutos antes.
La vía tiene demasiadas entradas y salidas, lo que la convierte en muy útil para su uso urbano, pero también incrementa su peligrosidad. La atención del conductor no habituado ha de extremarse al máximo. Un despiste en el momento de abandonar la ronda puede obligar al conductor a recorrer varios kilómetros no previstos. Este defecto, ya irremediable, es reconocido incluso por el Ministerio de Obras Públicas.
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Utilizar la M-30 en hora punta obliga a emplear el doble de tiempo
Viene de la página 1Los redactores de EL PAÍS que realizaron la prueba de circulación en la M-30 salieron el primer día en un coche a las ocho de la tarde del puente de Ventas hacia el Norte y llegaron 32 minutos más tarde al mismo sitio. Fueron 32 minutos exactos para 32 kilómetros. La avenida de la Ilustación con tres semáforos en rojo y los atascos que se producen frente al estadio Vicente Calderón obligaron al conductor a reducir en varias ocasiones hasta punto muerto.
A las nueve y media de la noche, partiendo de Ventas, esta vez hacia el Sur, el recorrido se cubrió en 25 minutos y sin mayores problemas.
Por la mañana del día siguiente, las reducciones de velocidad aumentaron. Tanto fue así que el vehículo que salió a las ocho desde el puente de Ventas hacia el Sur, en la dirección de las agujas del reloj, tardó 40 minutos en recorrer la autovía, y otro, en dirección opuesta, una hora y ocho minutos.
La velocidad media anual en la M-30, en el último promedio calculado en enero de 1992 para los doce meses anteriores, se cifró en 62,5 kilómetros por hora. Sólamente en el pasado mes de enero se alcanzó una media de 67,7 kilómetros por hora, casi diez puntos más que en el mismo mes de 1991.
Los accidentes, a la velocidad a la que se discurre (pese a los límites que fija la normativa), muchas veces resultan sólo en pequeños impactos, pero en otras ocasiones los descuidos se traducen en muerte.
Los últimos datos del gabinete municipal de Tráfico sitúan en 84 los accidentes registrados en el pasado mes de febrero en la avenida de la Paz, como se denomina también a la M-30. Esta cifra duplica los producidos en el paseo de la Castellana. En la M30 hay tres veces más tráfico que en la Castellana. El gran número de accesos de que dispone esta vía y la superación de los límites de velocidad son los principales factores de riesgo.
Mala señalización
En el Norte, el nudo de Manoteras, el punto más problemático de la M-30, está mal señalizado, pero a veces no es fácil despistarse. Gracias a los embotellamientos que se producen a primera hora de la mañana, el conductor tiene más de 15 minutos para darse cuenta, parado o en marcha a 10 kilómetros por hora, de que llega a esta complicada conexión. El bucle, de un carril, absorbe tres filas de coches.
En general, el sur de la M-30, con sus accesos a las carreteras de Extremadura, Toledo, Andalucía y Valencia, padece los mayores atascos, por encima de la avenida de la Ilustración, la única zona de la vía con semáforos.
A las dos de la tarde, con el límite de la velocidad permitida, la M-30 hace honor a su nombre y se puede recorrer en 30 minutos. Por la mañana, a las ocho, hay que armarse de paciencia y contar con el doble de tiempo, a no ser que se rec orra en el sentido de las agujas del reloj: entonces, con atascos incluidos, el cronómetro puede ganar 30 minutos para rodear la ciudad.
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