El reavivamiento de un viejo rescoldo
Cuatro policías blancos han sido absueltos de la acusación de asalto interpuesta por Rodney King, un hombre negro al que golpearon salvajemente, como ha golpeado la policía de Los Ángeles y otras muchas ciudades de Estados Unidos a hombres negros en muchas otras ocasiones y en circunstancias similares. Tuvieron la mala suerte de que su acción fuera filmada en un vídeo doméstico. No existe la menor duda sobre las motivaciones raciales del ataque.Las grabaciones de las radios de la policía de tráfico contenían claras referencias racistas, incluido un chiste sobre los "gorilas en la niebla". Tan pronto como se supo el veredicto, estalló la violencia en Los Ángeles. 27 años antes había ocurrido algo muy parecido casi en el mismo lugar. El 11 de agosto de 1965, un policía de tráfico arrestó en Los Ángeles a un automovilista negro. La multitud respondió lanzando piedras a los automovilistas blancos. Treinta horas después, en el distrito de Watts, se lanzaban bombas incendiarias y entraba en acción la policía, y más tarde, la Guardia Nacional. Hubo 34 muertos, todos ellos negros.
Watts marcó el inicio de una etapa violenta en la lucha de los negros por la igualdad. La violencia racial tiene una larga historia en las grandes ciudades de Estados Unidos: Nueva York, durante la guerra civil americana; Atlanta en 1915, y Detroit en 1943, por citar tan sólo los enfrentamientos más conocidos.
Los disturbios de los años sesenta eran de otro tipo. Durante casi cinco años, entre 1964 y 1968, prácticamente toda ciudad de Estados Unidos con una minoría negra significativa vivió salvajes enfrentamientos raciales. La mayor parte de las víctimas mortales se produjo por la acción de los policías blancos o de la Guardia Nacional contra la población negra. "¡Que se jodan!", comentaba un activista de las organizaciones a favor de los derechos civiles de los negros tras los disturbios de Watts. "Tenemos hambre. Estamos invadidos por la mierda. El proceso de integración no funciona. Ahora, buscaremos otra vía para conseguir nuestros derechos".
En Detroit, en 1967, por ejemplo, el suceso más violento de todos ocurrió durante una redada de la policía en un establecimiento ilegal de bebidas, en el que un grupo de negros celebraba la despedida de un soldado que volvía a Vietnam. No se logré restaurar el orden hasta que el presidente Lyndon Johnson envió a los paracaidistas.
Al día siguiente, el diario Detroit News publicaba que "Francotiradores negros" habían convertido la ciudad en un sangriento campo de batalla. Y ésa es la versión de los hechos que se recuerda. Pero según la Comisión Kerner, "sólo dos, como mucho tres" de las 43 muertes fueron provocadas por los manifestantes; al menos 28 fueron asesinados por la policía, la Guardia Nacional o el Ejército.
Asesinato de Luther King
La primavera de 1968 fue un tiempo políticamente muy inestable. Tras la retirada del presidente Johnson, el gobernador racista George Wallace entró en la lista de candidatos del partido en tercer lugar. El 4 de abril, Martin Luther King era asesinado. La violencia estalló inmediatamente en todo el país, llegando en Washington casi a las puertas de la Casa Blanca.
¿Por qué las condiciones de los guetos negros provocan en ocasiones estos estallidos de violencia y otras veces se soportan con pasividad?. En los sesenta se vertieron ríos de tinta en busca de una explicación. Los liberales creían que la violencia era una forma de protesta social ante la falta de oportunidades. Los radicales la consideraban un presagio de la revolución de la clase trabajadora negra, y la apoyaban. Los conservadores pensaban, como los radicales, que era revolucionaria y estaban horrorizados. Pero, ¿por qué no hubo más disturbios en los setenta si las condiciones de vida no habían mejorado?
Los disturbios raciales norteamericanos tienen un modelo común propio. El detonante casi siempre es la brutalidad policial o la total falta de sensibilidad. La ira estalla en violencia contra la policía y contra impopulares y accesibles objetivos blancos. La policía y la Guardia Nacional reprime los disturbios con una fuerza abrumadora. Aunque haya muertos durante la revuelta, es en la represión cuando se producen la mayoría de las víctimas mortales.
La cuestión reside ahora no sólo para la policía, los jueces, los alcaldes y los gobernadores de los Estados, sino para el mismo presidente George Bush -interesado en la reelección- en si lo que ha ocurrido en Los Ángeles es un hecho aislado o una repetición de lo sucedido en Watts en 1965. Es decir, el inicio de una serie de largos y cálidos veranos como aquéllos de 1964 a 1968.
Copyright The Independent / EL PAÍS
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.