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Rusia tendrá que pasar un nuevo examen del Fondo Monetario y del G-7 antes de recibir las ayudas económicas

Los últimos acontecimientos ocurridos en Rusia -debilidad del gobierno de Moscú y presiones del Parlamento para suavizar la política económica- obligarán a Yegor Gaidar, viceprimer ministro de Boris Yelstin, a volver a pasar un nuevo examen ante el Fondo Monetario Internacional y el G-7, antes de recibir las ayudas económicas negociadas. En los últimos días, tanto el director ejecutivo del FMI, Michel Camdessus, como portavoces de algunos de los países más ricos del planeta, han insistido en condicionar todas las ayudas a este país al estricto cumplimiento de los planes de ajuste y liberalización económica pactados en su día. Aunque a nadie se le escapa que las ayudas están prácticamente concedidas, Gaidar se encontrará, a lo largo de los dos próximos meses, con la lupa de los expertos internacionales inspeccionando su plan de ajuste. Los ministros de Finanzas del G-7 y el comité interino del FMI han estudiado las ayudas respectivas a Rusia en sus reuniones de ayer y hoy. En ambos casos, Gaidar, que llegó el sábado a la capital norteamericana, tendrá que convencerles de que su gobierno ofrece garantías suficientes para recibir esos fondos. El total de ayudas previstas asciende a 24.000 millones de dólares (2,4 billones de pesetas) para Rusia y otros 20.000 millones para las restantes catorce repúblicas. Estas cantidades incluyen los 6.000 millones de dólares (600.000 millones de pesetas) del fondo de estabilización del rublo. Fuentes del FMI señalaron que este fondo puede empezar a funcionar a finales de primavera.

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Camdessus advirtió muy seriamente al gobierno ruso, en una conferencia de prensa celebrada el jueves, de que todos los proyectos de ayuda estaban condicionados al cumplimiento de los compromisos adquiridos en su día. "El mundo debe tener confianza de que el programa de ajuste se lleve a la práctica, antes de conceder nuevos fondos", dijo el director ejecutivo del Fondo Monetario.

Además en el informe de primavera de este organismo se destacaba la fuerte caída de la actividad económica en las repúblicas de la antigua URSS (17,0 en 1991 y -17,5 este año), mientras que la inflación se disparaba hasta el 92,8% el pasado año y podría llegar al 713 en 1992. Estos datos son peores para Rusia, cuyos precios podrían subir cerca de un 1.000% durante el presente año.

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