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Curvas cerradas y fuertes cuestas, únicos obstáculos entre Barcelona y Sevilla

Curvas muy peligrosas en algunos tramos, señalización confusa, tramos abiertos provisionalmente y rampas con pendientes muy pronunciadas son algunas de las deficiencias que presenta el trazado de las nuevas autovías que unen a Sevilla con Barcelona pasando por Madrid. Desde la entrada en servicio de los últimos tramos en Córdoba y Bailén (Jaén) -inaugurados la pasada semana por el ministro de Transportes, José Borrell- los 1.170 kilómetros que unen las tres capitales del 92 pueden ser cubiertos en poco más de 10 horas en un coche de cilindrada media con dos adultos a bordo. El cierre completo de las autovías de Andalucia y Aragón permite circular por carreteras de doble calzada en ambas direcciones desde Huelva hasta Madrid y Zaragoza, para conectar desde allí con la red de autopistas europeas.

Ya no es una aventura recorrer en un día el trayecto Barcelona-Sevilla por carretera. Su trazado con doble calzada ofrece tramos desiguales. Entre Barcelona y Zaragoza discurre por la autopista del Mediterráneo, y entre Zaragoza y Sevilla, por una autovía que a veces coincide con las viejas carreteras radiales. Sin embargo, la posibilidad de poder conducir sin un semáforo que interrumpa la marcha por una vía doble, ajena a las travesías de poblaciones, supone un gran ahorro de tiempo y tensión. Después de recorrer su trazado con un coche de cilindrada media el pasado martes, las características más notables observadas en el itinerario Barcelona-Madrid-Sevilla son las siguientes:

Densidad de tráfico. Los tramos de más concentración de vehículos coinciden con los accesos a Madrid y Barcelona y la circunvalación de Zaragoza. La salida de Barcelona hasta el desdoblamiento de la autopista A-7 con tres carriles se hace insuficiente. Una simple colisión sin consecuencias entre un autobús y dos turismos mantuvo cortado el tráfico un buen rato la mañana del jueves -día festivo y de escapada de vacaciones-, lo que provocó fuertes retenciones en la salida de Barcelona. Otro tanto ocurre con los 60 kilómetros por los que discurre el corredor del Henares entre Madrid y Guadalajara. El tráfico de vehículos pesados es aquí tan intenso que exige la apertura de un tercer carril en las dos direcciones para aliviar la fluidez de otros vehículos más ligeros. El resto del itinerario resulta particularmente denso en las zonas donde no hay ninguna otra buena carretera como alternativa, el tramo Madrid-Ocaña y el paso por Despefiaperros.

Curvas peligrosas. Las de mayor riesgo están situadas en las autovías de Aragón y Andalucía y coinciden con los trazados antiguos de algunas rondas. En particular, la curva de acceso a la ronda norte de Zaragoza; las circunvalaciones de Guadalajara y Alcalá de Henares; accesos a la M-40, en Madrid; curva de desccenso hacia Aranjuez -la calzada está impregnada de aceite-; entrada a Manzanares; circunvalación de Almuradiel, donde la velocidad máxima permitida es de 90 kilómetros por hora; las curvas de Despeñaperros, con un ángulo de giro muy cerrado que sólo permite tomarlas con mucha precaución -menos de 60 kilómetros por hora- y la circunvalación de Córdoba.Velocidad Máxima. Todas las señales de velocidad máxima autorizada indican los 100 kilómetros por hora, cuando el nuevo código permitirá circular a 120 por hora a partir de junio. La mayoría de los vehículos circulan superando ese tope, incluidos los grandes camiones.

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M-40. A la ronda de circunvalación de Madrid se accede por un único carril próximo al acceso al aeropuerto de Barajas. Los tres carriles de su recorrido, hasta la desviación a la autovía de Andalucía, discurren completamente ocupados por vehículos de todo tipo. Las retenciones son muy frecuentes y suele haber vehículos lentos circulando por el carril izquierdo. No obstante, permite efectuar la conexión entre la carretera de Barcelona y la de Andalucía en 10 minutos.

Estaciones de servicios. Dotación correcta en el tramo correspondiente a la autopista entre Barcelona y Zaragoza. Entre esta ciudad y Madrid hay que abandonar la autovía para localizar las gasolineras en algunas poblaciones. Es el tramo peor dotado. El MOPT tiene en fase de estudio la redacción de un reglamento de carreteras que regulará la ubicación de las áreas de servicio. Entre Madrid y Despeñaperros, la autovía es una pura muestra de la convergencia hacia Europa. Las grandes compañías petroleras del mundo han instalado sus gasolineras: Texaco (EE UU), Shell (Holanda), Galp (Portugal), BP (Reino Unido) y Agip (Italia) pugnan por llamar la atención de los conductores para que accedan a sus instalaciones recién estrenadas en plena meseta manchega. Sus emblemas son visibles desde lejos, pero no así sus accesos, que corren parejos a la autovía separados tan sólo por una red metálica de más de un kilómetro, tanto a la entrada como a la salida.

Nombres de carreteras. Entre Zaragoza y Barcelona existe un auténtico galimatías en la señalización de la autopista. El conductor no sabe por dónde va. Si por la E-90, la E-15, la A-2 o la A-7 o por la N-II. Para salir del embrollo hay que mirar con lupa una edición actualizada del mapa de carreteras del MOPT (la 26ª se ha quedado vieja a los dos meses de salir). Sólo así se adivina que los primeros tramos son comunes a las autopistas La Jonquera-Valencia y La Jonquera-Zaragoza hasta su bifurcación. Cerca de Zaragoza se afiade una nueva denominación: la N-II.Extraño kilometraje. Para hacer el seguimiento de la distancia recorrida es imprescindible disponer en el coche de un cuentakilómetros, de lo contrario, resulta imposible orientarse. Al salir de Barcelona los mojones suman los kilómetros pero al llegar a la altura del kilómetro 231, aproximadamente, la numeración comienza a contarse del revés. Los expertos del MOPT dirán que las mediciones indican que en ese trayecto termina el recorrido de la A-7, comienza la A-2, se toca ligeramente la A-68 en la ronda norte de Zaragoza y se circula por el viejo trazado de la carretera radial N-II.

Señalizaciones. complicadas y complejas. En el acceso a Madrid hay que pararse para distinguir la dirección que se busca ante la maraña de carteles, avisos y advertencias. La indicación de Sevilla no aparece hasta el kilómetro 63 de la autovía de Andalucía (882 desde Barcelona) y la de la Expo en el kilómetro 242, cerca de Despeñaperros. El centro de retiros del Opus Dei en Torreciudad (Huesca) figura señalizado con grandes caracteres en el tramo Barcelona-Zaragoza, mientras que al conductor se le oculta que por esa carretera se accede a Bilbao, Sán Sebastián, Madrid o Sevilla.

Guardia Civil. En el trayecto de Barcelona hacia Madrid, el primer vehículo de vigilancia de la Guardia Civil de Tráfico no apareció hasta que faltaban unos 100 kilómetros para llegar a la capital de España. En el resto del trayecto hasta Sevilla es frecuente la presencia de parejas, bien en motocicletas o en coche. Ningún accidente por el camino. Sólo un camión volcado con su carga de aceite Koipe sobre la cuneta en el kilómetro 200, antes de Almuradiel.

Arcenes. Muy estrechos y con el firme irregular en todo el trayecto de la autovía de Andalucía y en la de Aragón. En los tramos donde hay obras no se advierte su existencia con señales luminosas.

Rampas. Las peores son las de La Muela, Puerto de Alcolea (a más de 1.200 metros de altura), Puerto de Morata, Cuesta de Aranjuez y Despeñaperros Sur.

Márgenes. La señalización de las rayas continuas es defectuosa y no comparable a la de las autopistas como la de Sevilla a Cádiz, por ejemplo, dotada de tachuelas y varillas reflectoras que marcan perfectamente los márgenes de la carretera.

Medianeras. Lo mejor del trayecto. Los aficionados a la jardinería pueden tomar buena nota de las especies de arbustos autóctonos que se han plantado para embellecer las medianeras: arizónicas, tamarindos, pyracantas, cotoneaster, adelfas...

Radiocasetes. Se aconseja ir provisto de radiocasetes para distraer la monotonía en las grandes rectas (Monegros, La Mancha). Sólo es posible captar la radio en las cercanías de las grandes poblaciones, muy escasas en los casi 1.200 kilómetros del recorrido. Hasta los Monegros el uso del catalán es generalizado; a partir de Despeñaperros, el día 14 sólo ofrecía dos opciones: seguir el griterío de los partidos de baloncesto desde Estambul o la retransmisión de procesiones.

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