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El Gobierno ruso gana su pulso con el Parlamento

El Congreso de Diputados del Pueblo aprobó ayer una declaración de compromiso "como base de discusión" que supone la tregua, aunque no la paz definitiva, en la guerra abierta con el Gobierno ruso. "Este documento permite al poder ejecutivo desarrollar sus reformas" aseguró el viceprimer ministro y padre del programa económico radical, Yegor Gaidar. Se trata del comienzo del proceso de solución a la peor crisis política en Rusia tras la desaparición de la Unión Soviética. El documento, que fue aprobado en términos generales por 530 votos contra 236, y que hoy será discutido punto por punto, no anula, sin embargo, la resolución del macroparlamento sobre la marcha de la reforma económica que fue el detonante de la crisis que llevó al Gobierno a dimitir el pasado lunes, dimisión que fue retirada ayer.

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El presidente Borís Yeltsin, los ministros y los parlamentarios trataron ayer desesperadamente de encontrar una solución a la crisis de poder a diferentes niveles, mientras el movimiento Rusia Democrática decidía no esperar y anunciaba el comienzo de la recogida del millón de firmas necesarias para convocar un referéndum y pedir al pueblo que apoye al presidente en su conflicto con el legislativo.Yeltsin suspendió, para concentrarse en la solución de la crisis, la reunión que ayer tenía prevista con el secretario norteamericano del Tesoro, Nicholas Brady, quien, tras reunirse con Gaidar declaró ante los periodistas que la confianza occidental es muy importante para que Rusia obtenga ayuda económica en efectivo. "Los pasos a los que hemos asistido esta semana suponen un retroceso en la vertebración de esa confianza", dijo Brady que, sin embargo, expresó su convicción de que la situación se resolverá de modo que la ayuda siga adelante.

El conflicto llegó el lunes a última hora a su punto álgido cuando los miembros del Gobierno se retiraron de la sala de sesiones ofendidos por la inesperada intervención del presidente del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, quien, entre otras cosas, los tachó de "muchachos desconcertados".

Tanto revuelo causaron las palabras de Jasbulátov que el Presídium del Parlamento se reunió inmediatamente después y le exigió que apareciera en directo por la televisión para disculparse. Así lo hizo, lo que permitió que el Gobierno se reuniera con el Presídium y elaborara un proyecto de declaración que permite al primero retirar su dimisión.

"En el Gobierno no se han reunido muchachos y muchachas caprichosas. En general no somos aficionados a los caprichos. Nosotros estamos dispuestos a trabajar y a eso hemos venido", dijo el viceprimer ministro, Yegor Gaidar, al presentar ante los diputados el proyecto de declaración acordado con el Presídium.

Manos libres para gobernar

Poco es lo que el Gobierno necesita para trabajar, según Gaidar: "Dejarnos las manos libres, permitirnos aplicar una política económica honesta y no obligamos a mentir diciendo que cumpliremos las decisiones que ustedes toman cuando son irrealizables".

Gaidar necesita que el Parlamento declare su voluntad de llevar a cabo una reforma económica profunda y una seria estabilización financiera, que comprenda que "no se pueden resolver todos los problemas de inmediato" y que un Gobierno "atado de pies y manos no puede realizar ninguna reforma".

La declaración, que según Gaidar "permite al Ejecutivo aplicar sus reformas" fue aprobada en términos generales por 530 votos a favor y 236 en contra. Los diputados podrán proponer enmiendas, pero para que éstas sean aprobadas no bastará ya la mayoría de los presentes, sino que será necesaria la mitad más uno del total de los diputados.

La crisis gubernamental ha provocado gran preocupación en Occidente, cuyas siete potencias industriales habían acordado un plan de ayuda financiera a Rusia por un importe de 24.000 millones de dólares. Ante el dramático desarrollo del Congreso de los Diputados, algunas personalidades occidentales llegaron a proponer la congelación del programa de asistencia.

El ministro español de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, que asiste en Budapest a la conferencia de gobernadores del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), declaró que los sucesos de Moscú pueden tener como consecuencia "la congelación de las ayudas recientemente anunciadas si no se aclaran las cosas", informa Walter Oppenheimer.

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