Una reliquia del pasado comunista
La crisis en Rusia entre el Legislativo y el Ejecutivo está determinada, en gran medida, por las características de la transición del totalitarismo comunista a la democracia. Las elecciones parlamentarias se realizaron hace dos años, cuando el partido comunista era aún todopoderoso, aunque ya había renunciado formalmente al monopolio de la vida política. Los candidatos no se elegían por listas de partidos, sino por personas. Esta característica influyó en la composición del Parlamento, en el que hay 52 grupos oficialmente registrados.La mayoría de los 1.068 diputados elegidos en la primavera de 1990 resultaron ser comunistas, pero unos eran conservadores y otros, partidarios de la reforma. Así, Serguéi Shajrái, uno de los asesores más cercanos del presidente Borís Yeltsin, era comunista en el momento de ser elegido, como lo era también el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov.
Además, aquellas elecciones se realizaron cuando todavía existían la URSS y el Parlamento correspondiente, que se consideraba más importante que el de Rusia. El PCUS envió a sus representantes más brillantes al Legislativo soviético, dejando para el ruso a cargos menores de la nomenklatura, como directores de sovjoses, koljoses y fábricas, que hoy forman el núcleo conservador.
La reforma que introdujo el ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov y que aún rige en Rusia preveía la existencia del Congreso de los Diputados del Pueblo, el macroparlamento que es el máximo órgano de poder, y del Sóviet Supremo, el Parlamento permanente. Éste consta de sólo 252 diputados, divididos en partes iguales en dos Cámaras: el Sóviet de la República y el Sóviet de las Nacionalidades.
La composición del Parlamento ruso no refleja las nuevas realidades. Hay un buen número de diputados que simplemente no quieren aceptar la desaparición de la URSS y que consideran ilégitimo el acuerdo por el que se creó la Comunidad de Estados Independientes. Por otra parte, la terapia de choque del Gobierno para introducir la economía de mercado y ganarse la confianza de Occidente difícilmente puede ser aceptada por la mayoría intrínsecamente conservadora de los diputados.
Tres son los principales bloques que existen en el Congreso: el bloque democrático -unos 300 parlamentarios- formado por los Demócratas Radicales (46 diputados), el grupo Independiente (43), Rusia Democrática (72), Rusia Libre (66), y el de centroizquierda con los partidos Republicano y Socialdemócrata (67); los neocomunistas -unos 290- que han creado el bloque Unidad de Rusia, formado por la Unión Agraria (121), Rusia (54), Comunistas de Rusia (59) y Patria (54); y finalmente el bloque formado por el grupo Cambio (52), la Unión Obrera (41) y la Unión Industrial (72) que, aunque en líneas generales apoya la reforma, desea introducir serios cambios y que ésta se haga bajo el control del legislativo. Los demás diputados son independientes, pero se inclinan por apoyar a los conservadores.
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