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Alegría y tristeza se fundieron en los dos equipos al final del partido

Robert Álvarez

La extraña sensación de que la alegría y la tristeza se pueden fundir en un largo y mutuo guiño presidió ayer el final del partido entre el Estudiantes y el Joventut. Una palmada de consuelo para el perdedor y de ánimo para afrontar la final para el ganador fueron los regalos que se intercambiaron tanto los entrenadores como los jugadores y directivos de ambos conjuntos. Antes, en la misma cancha, las aficiones de ambos conjuntos dieron otro ejemplo de deportividad, la misma que presidió todo el encuentro, al corear el nombre del equipo contrario. Algo insólito y magnífico, tan escaso en otras ocasiones. El resultado ya era lo de menos. Dos equipos españoles acababan de dar un ejemplo a toda EuropaEn pocas ocasiones una semifinal ha concitado sensaciones tan contradictorias. "¿Qué le voy a decir al Estudiantes?: darle una ovación de las grandes porque creo que se la ha ganado por su lucha y por su orgullo", afirmó Lolo Sainz. El técnico del Joventut lo primero que hizo tras concluir el encuentro fue darle la enhorabuena a su colega Miguel Ángel Martín. Mientras tanto, los seguidores del Estudiantes, los perdedores, pidieron que los suyos, que los toreros, volvieran a la pista, como si hubieran ganado. Curiosamente, el acceso a los vestuarios de los jugadores del Joventut estaba situado bajo la grada con mayoría de la Demencia, que les aplaudió pese a ser sus verdugos. Y a la inversa. Los jugadores madrileños fueron consolados cuando abandonaron el parqué por la afición badalonesa que poblaba las gradas junto al acceso a sus vestuarios.

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"No tengo consuelo"

Martín, el entrenador del Estudiantes, fue rotundo: "No tengo consuelo porque todos los equipos tienen un tope. Este tal vez era el nuestro. Pero el cabreo es un poco menor porque hemos perdido ante el Joventut, que espero y deseo que sea ahora el campeón".

Lolo Sainz comentó: "El Estudiantes es un poco más inexperto que nosotros y se le ha notado. Han jugado muy nerviosos. Y eso, a pesar de que antes del partido decían que ese factor nos iba a perjudicar a nosotros"

"En cuanto a la final no soy tan optimista. Va a ser muy difícil y complicada. Pueden influir muchos factores. Me preocupa, sobre todo, el nubarrón de las últimas finales hispano-yugoslavas".

"La actuación del Partizán me recuerda mucho a la Yugoplastica de Munich. Me impresiona como juegan con falta de responsabilidad. Espero que el banquillo tenga la misma importancia que en el choque ante Estudiantes".

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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