El descubrimiento,
el pasado fin de semana, de una red de espías en Bélgica ligada a Moscú ha despertado de nuevo la atención de Occidente sobre un mundo de intriga y conspiración que se daba por muerto desde el fin de la guerra fría. La Operación Glasnost, lanzada a primeras horas de la mañana del viernes en Bélgica, sacó a la superficie a una amplia red, forzó la expulsión de cuatro diplomáticos rusos, supuso la detención de cinco personas y originó una protesta formal a las autoridades de Moscú.-
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