Yasir Arafat sobrevive a un aterrizaje de emergencia en el desierto libio
Quince horas de suspense que pusieron de relieve uno de los más agudos dilemas de Oriente Próximo terminaron poco antes de las diez de la mañana de ayer (hora peninsular española) con una explosión de alegría palestina. Se resumía en un grito: "¡Abu Amar está vivo!". Los primeros en saberlo fueron los franceses, que descubrieron en el desierto libio el avión perdido de Yasir Arafat, de 62 años, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), con ayuda de un satélite espía, mientras EE UU estudiaba si atendía la petición de ayuda, también lanzada al Reino Unido e Italia. El aparato efectuó un aterrizaje de emergencia en medio de una espectacular tormenta de arena. Como tantas otras veces, Abu Amar sobrevivió.
Yasir Arafat, símbolo del nacionalismo palestino, enigma del mundo árabe y pesadilla de Israel, reapareció magullado, aunque prácticamente ileso, en un remoto confín del desierto del sur de Libia, tras un episodio digno de, las legendarias andanzas del dirigente guerrillero. Tres de los 13 ocupantes del aparato, regalo del Gobierno argelino, resultaron muertos.El jefe de la OLP apareció a última hora de la tarde de ayer en la televisión libia, sonriente y con una oreja vendada; en una cama del hospital de Mesrata, a 200 kilómetros de Trípoli. La televisión libia recogió el encuentro entre Arafat y Muammar el Gaddafi, que acudió al hospital para entrevistarse con el líder palestino, informa France Presse.
Las no muy secretas esperanzas israelíes se vinieron abajo a media mañana. "Nadie aquí llevará luto por Arafat", declaraba uno de sus más acérrimos enemigos, el actual ministro de Defensa de Israel, Moshe Arens, poco antes de que se conociera que Abu Amar había sobrevivido al siniestro. En cambio, los palestinos de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza mostraron en las calles un júbilo que tuvo el contrapunto de la habitual contundencia de las fuerzas de seguridad israelíes. Hubo una veintena de heridos.
Primero fueron las autoridades libias las que anunciaron que el Antonov 26 que transportaba a Arafat y desapareció en la zona libia del desierto del Sáhara, cerca de la frontera con Sudán, el martes por la noche, había sido localizado por un satélite francés. Luego fue la voz del propio Yasir Arafat. "Estoy bien. Gracias a todos", rezaba el. escueto mensaje dirigido al cuartel general de la OLP en Túnez, adonde se dirigía cuando el avión se vio envuelto en la tormenta de arena.
La desaparición de Arafat suscitó en la sede de la OLP, en Túnez, y entre los palestinos de todo el mundo una angustiosa incertidumbre, y reflejó la falta de alternativa automática creíble en el liderazgo de la organización, precisamente cuando está en marcha el proceso de paz en Oriente Próximo, abierto en la Conferencia de Madrid el pasado mes de octubre. El Consejo Central Palestino tenía previsto analizar hoy con Arafat la marcha del proceso de paz.
Cuando un dirigente de la OLP dijo jubiloso: "¡Está vivo, está bien!", el alivio fue evidente. "Estamos hablando sobre el futuro del movimiento palestino y sobre los miles de millones de dólares que nos han mantenido fuertes y libres de cualquier presión", añadió.
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La tormenta de arena no pudo con Arafat
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La noticia de que Arafat se había salvado una vez más de la muerte generó grandes demostraciones de júbilo palestino, agradecimiento árabe a la diligencia tecnológica de los franceses y declaraciones de éstos destinadas a mejorar el ambiente entre París y la OLP tras la breve pero engorrosa detención de George Habash, líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina, a comienzos de este año.
Según fuentes de la OLP, ni Arafat ni los nueve miembros de su comitiva, compuesta de ayudantes y guardaespaldas sufrieron daños graves, pero los tres tripulantes de la nave perecieron cuando el avión chocó con las dunas antes de detenerse.
Una tormenta de arena se abatió sobre el Antonov-26 cuando se aproximaba al oasis libio de Kufra, cerca de la frontera con Egipto, para repostar. El símbolo de la lucha por el establecimiento de un Estado palestino independiente finalizaba una gira por varios capitales árabes. Era el último trayecto. Su avión había salido de Jartum con destino a Túnez, donde hoy debe de asistir a la reunión del consejo central de la OLP, pero el pequeño aparato, de fabricación soviética sólo tiene una autonomía de vuelo de 1.100 kilómetros. En la escala de Kufra tenía previsto visitar el campo de guerrilleros palestinos que hay allí. Ante la imposibilidad de aterrizar, el avión se desvió hacia Al Sara, cerca de la frontera con Chad, donde hay un pequeño aeródromo militar y la OLP tiene otro campo de entrenamiento.
Sin combustible
La tormenta de arena continuaba y el avión se quedaba sin combustible. A unos 70 kilómetros de Al Sara el piloto se vio forzado a tomar tierra sin visibilidad ninguna. Los dos últimos mensajes del comandante daban cuenta de sus percances a la torre de control libia. Luego se perdió toda señal y el aparato desapareció de la pantalla del radar.
A partir de ese momento, y durante 15 horas, el futuro de la OLP y el proceso de paz iniciado en Madrid en octubre pasado se convirtieron en interrogantes que expertos de todo el mundo trataron en vano de descifrar. El principal problema es que Arafat no tiene un sucesor viable. La OLP no tiene a nadie con credenciales y popularidad suficientes para aglutinar el movimiento palestino.
El ejercicio fue efímero. La reaparición de Arafat se encargó de despintar los escenarios más pesimistas. Eso sí, el accidente obligó a examinar los innumerables imponderables del proceso de paz en Oriente Próximo.
En Jerusalén, el filósofo palestino Sari Nuseibe, asesor de la delegación palestina, declaró que la desaparición de Arafat podría haber paralizado a la OLP, restándole coherencia política para continuar hablando -indirectamente- con Israel.
Según fuentes palestinas, en la reunión de hoy del Consejo Central de la OLP las facciones radicales y moderadas de esta organización iban a pedir cuentas sobre una política que ambos sectores consideran errática. "Se estaban afilando cuchillos", dijo un dirigente palestino. "Pero ahora, cuando Arafat se presente ante el Consejo, será un homenaje a Abu Animar. ¡Qué suerte tiene El Viejo...!".
Un avión de las fuerzas aéreas libias recogió a Arafat en Al Sara y lo trasladó a Mesrata, una ciudad a 210 kilómetros de Trípoli. Allí recibió atención médica y recibió la visita del líder libio, Muanimar el Gaddafi. Las imágenes del encuentro, informa France Presse, fueron difundidas a última hora de la tarde de ayer por la televisión libia.
El destino quiso que la aventura le acercara nuevamente a las autoridades libias después de que la semana pasada jurase que no volvería a poner los pies en ese país si Gaddafi. no le explicaba "suficientemente" por qué le hizo viajar "urgentemente" a Trípoli para una entrevista a la que nunca se presentó.
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